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«La importancia de este juicio está en el aporte a los escalones de la memoria», dijo Rozanski a pocas horas de concluir el juicio oral y público, que puso al descubierto por primera vez después de 38 años las atrocidades cometidas durante la dictadura cívico militar en el ex centro clandestino ubicado próximo al penal de Olmos, en la ciudad de La Plata.
Según el magistrado, el proceso oral que comenzó en diciembre pasado «trajo luz sobre un centro de torturas del que antes no había habido sentencia, por una cantidad de víctimas importante» que «aporta a la reconstrucción que se está haciendo y que otro país no pudo hacer».
Rozanski subrayó que el juicio por crímenes en La Cacha «forma parte de un proceso irreversible que comenzó hace diez años y que apoya la gran mayoría de la sociedad, con las organizaciones de derechos humanos que no cedieron jamás en sus reclamos».
«Cada día la sociedad argentina ratifica un proceso del que no quiere volver atrás y del que la Argentina es ejemplo, porque no hay que olvidar que toda la región fue víctima del terrorismo de Estado», subrayó.
En el juicio que condenó entre otros al ex jefe de Investigaciones de la bonaerense Miguel Etchecolatz, se investigaron los delitos de homicidio, privación ilegítima de la libertad y retención y ocultamiento de un menor de 10 años, cometidos en perjuicio de 147 víctimas.
En su veredicto, el Tribunal condenó a quince de los 21 acusados a prisión perpetua por ser «cómplices en el genocidio» que asoló a la sociedad argentina durante el terrorismo de Estado, en una interpretación que el tribunal expone por tercera vez en un juicio y que para Rozanski «da a los delitos un contexto adecuado».
«Aplicamos la figura de genocidio, que en sí no tiene pena prevista, pero en todos los casos las condenas siempre tuvieron detrás delitos previstos en el Código Penal», explicó el juez federal al remarcar que «la figura de genocidio da al proceso un contexto adecuado de donde deben ser entendidos los hechos».
Otro aspecto novedoso de la sentencia fue que decretó por unanimidad de los jueces que cuando el fallo quede firme «se de inicio al proceso de baja por exoneración de los condenados y a la suspensión de toda jubilación pensión o retiro».
En este punto, Rozanski explicó que la decisión del Tribunal obedece al criterio de que «esos beneficios previsionales que provienen del Estado son incompatibles con los delitos cometidos dentro del propio Estado».
En su fallo, el Tribunal presidido por Rozanski y secundado por los jueces Pablo Vega y Pablo Jantus, condenó a 15 acusados a la pena de prisión perpetua y además impuso penas de entre 12 y 13 años para otros cuatro acusados, en tanto el ex militar Luis Orlando Perea fue absuelto.
La »Cacha» fue un centro clandestino de detención y torturas bautizado así por los represores como metáfora del dibujo animado en el que la «bruja Cachavacha» hacía desaparecer a sus víctimas llevándolas a una cueva, funcionó bajo la jurisdicción del Área 113, subzona 11 entre 1976 y 1978.