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Por Germán Celesia / Clarín anuncia “la estrategia contra las sospechas de corrupción” con el gobierno nacional como sujeto tácito de la especulación, pero el título central al que alude está relacionado con un empresario privado: “Báez intenta frenar las investigaciones judiciales en Estados Unidos”. Sin embargo, luego dice: “Los abogados de las 123 empresas fantasma atribuidas al empresario K apelaron el fallo que las obliga a dar información a los fondos buitre”.
Por lo tanto, no es una estrategia del gobierno ni de algún funcionario, sino de empresas cuya relación con el empresario argentino ni siquiera está certificada; con lo cual el título carecería de sentido, salvo que existiera un interés compartido por los buitres y el Grupo Clarín de relacionar a esas compañías con Lázaro Báez, con el único objetivo de vincularlo a su vez con la Jefa de Estado.
Ese interés se ve ratificado en un sumario del artículo incluido en la tapa. Allí sostiene Clarín, haciendo suya la presunción que quieren instalar los litigantes: “Es para ganar tiempo y así bloquear la investigación de la ruta del dinero, que podría probar sus vínculos con la familia Kirchner”.
Ana Barón, corresponsal del matutino en Estado Unidos, se pone del lado de las pretensiones de los litigantes con la siguiente afirmación: “Pese a la orden de un juez del estado de Nevada, las 123 empresas adjudicadas al empresario Lázaro Báez se resisten a brindar la información que los fondos buitres les han pedido y exigen que NML sea sancionado”. El “pese” indica la adhesión a la decisión del magistrado, que accedió al pedido de los especuladores, los mismos que buscan dañar la imagen del país y sus autoridades legítimamente constituidas.
En un lugar mucho menos visible del artículo, Barón afirma que “el pedido de información sobre las 123 empresas de NML se basó en el dictamen del fiscal José María Campagnoli. Pero según él, Campagnoli no logró demostrar que Báez y la compañía suiza Helvetic Services giraron fondos de Argentina a las 123 empresas como tampoco si hay algún tipo de relación entre Baez o Helvetic Services y las 123 compañías”. El “según él”, referido al representante legal de las empresas, tiende a realativizar esas posición, pero no sucede lo mismo respecto de las suposiciones y pretensiones de los fondos especulativos, respecto de las cuales existe una clara posición editorial favorable del Grupo Clarín.
En otro artículo, el diario habla de “los fondos de Santa Cruz, bajo sospecha”. La falta de sujeto de la “sospecha” induce a pensar que se trata de algo común a toda la ciudadanía y no una “sospecha” inducida por un medio o una comunidad de intereses. Luego insiste en hablar de “la ruta del dinero k”, lo cual inevitablemente remite a la etiqueta “empresario k” adjudicada a Báez y por lo tanto induce a dar por supuesto que el empresario habría sido cómplice de una apropiación de dinero público por parte del gobierno santacruceño, aunque en ese caso habría sido antes de la asunción de Néstor Kirchner a la presidencia.
“Ayer Clarín publicó que los holdouts ahora estarían atrás de la ruta de los históricos fondos santacruceños ya que sospechan que parte del dinero vinculada presuntas sociedades fantasmas de Lazaro Báez podría corresponder a los 554 millones de dólares repatriados por el ex presidente Néstor Kirchner en 2008”, afirma el diario, con obvia “información” de los fondos especulativos, los cuales utilizan a la prensa hegemónica para dar a conocer sus operaciones destinadas a dañar la capacidad de reacción del gobierno argentino frente a una ofensiva que no se limita a los tribunales de Nueva York.
El 12 de julio pasado, por ejemplo, la “American Task Force Argentina”, dependiente de esos fondos de inversión, publicó una solicitada en Clarín y La Nación titulada: “Conozca a los ‘buitres‘ de Argentina”, que se centra en un minúsculo grupo de bonistas que reunirían en total menos de un millón de dólares a valor nominal y no ingresaron a los canjes de deuda de 2005 y 2010. El “gran diario argentino” no sólo hizo pública la solicitada sino que además la reprodujo en un artículo titulado: “Los fondos buitres sacan a la cancha a los argentinos que no aceptaron los canjes”.
Lo que no dicen ni la solicitada ni el artículo es que la “fuente de inspiración” de Paul Singer, responsable de la movida judicial y propagandística, podría haber sido un artículo del propio Clarín publicado el 22 de junio con el título: “La otra cara del conflicto: los argentinos que no entraron al canje”, donde se presentaba a dos acreedores que no aceptaron las propuestas de 2005 y 2010 y optaron por la vía judicial.
Además, el 10 de julio, periodistas y editores de de Clarín, La Nación y otros medios opositores se reunieron, no casualmente, con autoridades de la American Task Force Argentin, Robert Shapiro y Nancy Soderberg, quien luego abonaron las solicitadas en esos medios, parte de la estrategia contra el Estado argentino.