.
Por Germán Celesia / El propio gobernador Daniel Scioli pasó por una prueba de lo que podría sufrir si se cumplieran sus deseos de ser Presidente cuando el diario Clarín acusó a su gestión educativa de haber eliminado los “aplazos” al haber establecido – por consenso con la oposición y la dirigencia gremial de todo el país- una nueva escala de calificaciones que no incluye los números inferiores a 4. La palabra “aplazo” no estaba incluida en la normativa oficial, ni se eximía al alumno de la aprobación con 7; pero además no se eliminaba la reprobación de materias, es decir, el “aplazamiento” de su aprobación hasta tanto el alumno consiguiera 7 o más puntos. Conclusión: el título, utilizado por La Nación y todo un sistema de medios afines a Clarín o satélites de su posición dominante para crear una “polémica” era falso, y la falsedad consistía en la manipulación del sentido de la propia palabra “aplazo”.
Este sábado 13, la tapa de Clarín incluye otra manipulación, más clásica: “Según el Indec, la inflación siguió bajando en agosto”. La palabra “inflación” no está incluida en el informe oficial, lo que habla de una primera manipulación. Un editor del medio podría argumentar que el público está acostumbrado a que desde los medios dominantes coloquen esa palabra como si se tratara de un sinónimo de “Indice de Precios al Consumidor”. Pero el organismo oficial no habló de ninguna “baja” de precios, sino de un incremento intermensual del 1,3% en el costo de los bienes y servicios ponderados por el índice. El “según el Indec” explica el resto: el diario viene pronosticando una avalancha de incrementos de precios que no encuentra respaldo pleno en la estadística oficial. Y a la vez, sostiene la existencia de un “relato” oficial de los hechos sin basamento en la “realidad” tal como es entendida por esos mismos medios. Entonces, la estadística a contrapelo de los pronósticos tremendistas actuaría como “prueba” de esa afirmación.
“La inflación oficial de agosto fue de 1,3%, la mitad que la privada”, dice Clarín, dando crédito, implícitamente, a indicadores sin base científica conocida. “Reclaman al Gobierno sincerar los precios, la pobreza, el dólar oficial y las tarifas”, afirma La Nación. Al utilizar la palabra “sinceramiento”, el matutino da por probada la supuesta falta de correspondencia entre la “realidad” y las mediciones, y proyecta a la totalidad del país la opinión de la Fundación Mediterránea, fundada por un ex funcionario de la dictadura, el menemismo y la Alianza: Domingo Cavallo.
Este domingo 14, Clarín vuelve a modificar el sentido de la palabra pública de un dirigente relacionado con el gobierno. En este caso se trata de Máximo Kirchner, dirigente de la agrupación política La Cámpora, quien fue orador en un acto masivo realizado en el Estado de Argentinos Juniors. “Máximo Kirchner pidió que la Presidenta se presente a elecciones”, afirma el matutino. El hijo de la jefa de Estado nunca lo dijo, sino que como forma de hacer caer un argumento de la oposición político-mediática los desafió a enfrentar en las urnas a Cristina Fernández, poco antes de que Clarín difundiera en su portada una encuesta según la cual “Volvieron a caer la imagen de Cristina y la del Gobierno”.
“Si Cristina está tan mal o es tan mala o no sirve, por qué si están tan interesados en terminar con esta experiencia política, si quieren acabar con el kirchnerismo, ¿por qué no dejan y compiten con Cristina?”, dijo Máximo. El título de La Nación no cayó en la mentira descarada como del de Clarín. “Máximo habló y desafió con la re-reelección”. Es decir, no la promovió como afirma el “gran diario argentino” sino que “desafió” con ella como parte de la disputa política con la oposición.
“Lo del sábado pareció un mensaje de repliegue frente a un kirchnerismo sin candidato propio”, afirma Lucía Salinas en un artículo del lunes sin fuente de esa “reflexión” propia o del multimedios. También este lunes, Osvaldo Pepe basa su columna en varias de estas interpretaciones del discurso del oficialismo. Y dice que el hijo de la Jefa de Estado “pidió algo que la Constitución prohíbe, como es la re-reelección de Cristina”. También afirma – tomando fuera de contexto palabras de Cristina – que casi todo lo que anuncia el gobierno es “un cuento chino”. Ese parece ser el sentido de un artículo de La Nación de este lunes, que presenta en tono negativo la finalización de 48 mil viviendas a través del Plan Procrear, sosteniendo que “sólo está terminado el 24%” de los proyectos.
Carlos Pagni, en La Nación, “analiza” a su antojo el discurso de Máximo. “El kirchnerismo completó su circunferencia. Terminó de cerrarse sobre sí mismo. Era lo que había que esperar. La Presidenta recibió el bastón de mando de manos del esposo y, en la segunda oportunidad, se lo hizo entregar por la hija, que no ejerce función en el Estado. Es bastante lógico que, frente a la extinción de su mandato, promueva a su hijo para dar la sensación de eternidad. Y es lógico también que ese hijo, Máximo, diga que el único poder es de la madre”, afirma. Y según interpreta, “el desafío de Kirchner Jr. esconde otro mensaje. Sugiere que el próximo presidente habrá obtenido el cargo gracias a que su madre no pudo competir”.
Según Mariana Verón, el mensaje de Máximo “tienen que ver con consolidar a su madre como la única dirigente capaz de concentrar el mayor caudal de votos y que su peso político deberá influir en el próximo gobierno”. Según el “editor” del matutino, es por “la necesidad imperiosa de espantar a los fantasmas que acechan el fin de ciclo”.
La realidad y el discurso mediático,
No obstante la obsesión de Clarín por modificar el sentido estricto de la palabra del oficialismo, sus columnistas siguen insistiendo en que es el gobierno el que no tiene una adecuada percepción de la “realidad”. Eduardo Van der Kooy titula su columna de este domingo: “Se amplía el divorcio con la realidad”, y luego compara a la actual administración con un gobierno que promovió el terrorismo de Estado y dio inicio al ciclo de “ajustes” contra el pueblo trabajador que con algunas interrupciones persistió hasta la crisis de 2001. “Me hace acordar a Isabel”, dice capciosamente en el inicio de su artículo.
“Valdría revisar páginas de aquella vieja historia. Isabel también negaba los desbarajustes económicos y sociales que producía la inflación a mediados de los 70. Protegía además a José López Rega, artífice de la demoníaca Triple A. Su
divorcio con la realidad era de tal magnitud que para aplacar los reclamos salariales convocó a la CGT a Olivos. La recibió acompañada sólo por López Rega. Los gremios terminaron haciendo en junio de 1975 un paro y una marcha de protesta que forzó la salida de López Rega y abrió el curso a una profunda crisis que derivó en la dictadura de marzo de 1976”, afirma, tratando de encontrar puntos de contacto entre las dos administraciones.
Las encuentra en la supuesta falta de percepción de la realidad que le adjudica a la Jefa de Estado actual. “Nada de todo aquello, salvo cierta ajenidad con la situación que la circunda, sería asimilable al presente de Cristina”, sostiene uno de los editores de un diario que acusó a la Presidente de haber tratado de amedrentar a la sociedad advirtiendo que debían tenerle “un poquito de miedo”, o de haber dicho que salió a comprar lujosas joyas en París durante una cumbre de mandatarios del G-20.
Para Ricardo Cárpena, “así como la Presidenta utilizó la causa contra los fondos buitre para domesticar a la CGT oficialista justo cuando amagaba con protestar contra el Impuesto a las Ganancias, parece que su estrategia actual es asociar la continuidad del plan de lucha moyano-barrionuevista con una maniobra conspirativa y violenta”, según afirma en su artículo de este lunes.
Los columnistas de La Nación – donde el supuesto paseo de compras parisino tuvo mayor despliegue y donde se “inventó” una mediación papal entre empresarios y trabajadores argentinos- se suman a la campaña de Clarín. Uno de los más entusiastas es Joaquín Morales Solá, no casualmente conductor de un ciclo en el canal de noticias TN; del Grupo Clarín. El título no deja lugar a dudas: “El evidente aislamiento de la Presidenta”. Allí habla de “declaraciones que niegan lo evidente”.
Por su parte, Jorge Fernández Díaz, quien es improbable que haya dialogado a solas con la Jefa de Estado, habla de “una mujer que sólo imagina desastres”, insistiendo como sus colegas en las interpretaciones psicologistas de las acciones de gobierno. “La imaginación de la Presidenta se ha vuelto muy cinematográfica”, afirma, como si sus puntos de vista fueran pura “imaginación” sin anclaje estricto con hechos tangibles. Desde el costado económico, Néstor Scibona habla de “movidas para eludir la realidad” por parte de la Presidenta. En su artículo, contrapone el supuesto “maniquísmo” presidencial con el “plano de los hechos”, aunque obvia mencionar que el de los medios es un relato como cualquier otro, y que en algunos casos está en riña con la propia realidad tal cual es.