La presidenta Cristina Fernández de Kirchner sostuvo esta noche por cadena nacional, desde su despacho en Casa de Gobierno, que «el negocio de los fondos buitre es no negociar» y anunció que enviará al Congreso un proyecto de Ley de Pago Soberano Local, que busca reemplazar al Banco de Nueva York por Nación Fideicomisos S.A. Esto indica que el pago se efectuaría en nuestro país y no estaría al alcance de la ley estadounidense.
Lo hizo tras referirse al conflicto con los holdaouts y realizar un raconto de cómo se formó la deuda externa y los mecanismos de desendeudamiento llevados a cabo desde 2003.
«Hemos decidido mandar al Congreso ley de pago soberano local», señaló Cristina y puntualizó: «primero establece que se declara de interés público la reestructuración de deuda de 2005 y 2010, así como el pago en condiciones justas al ciento por ciento de los tenedores de títulos públicos».
Luego, especificó que el «artículo 2 implementa instrumentos legales que permitan el cobro de los títulos. Esto significa orden público. Además, se busca incluir en esta ley a los que no entraron en la reestructuración».
Ahí es que Cristina detalló que se busca «adoptar medidas para remover al banco estadounidense y poner ahí a Nación Fideicomisos S.A».
El artículo 4 del proyecto «crea una cuenta especial en el Banco Central para mantener los fondos allí depositados y aplicarlos al pago de deuda». Y explicó que «cuando uno constituye un fideicomiso lo único que se puede hacer es lo que dice la ley que establece el fideicomiso».
«El artículo 8 es el que incluye por primera vez a todos los que no hayan querido ingresar al canje, que ingresarán y podrán tener ganancias superiores al 300 %. No nos están regalando absolutamente nada. Para mostrar nuestra voluntad de pago, vamos a depositar lo que les correspondería en materia de intereses, al igual que al resto, antes de que nos digan que quieren ingresar», explicó la Presidenta.
«Voy a abordar un tema complejo histórico que nos atañe a los argentinos de hoy y a los argentinos del futuro. Una historia que comenzó en 1976, con la deuda externa que a partir del golpe de Estado fue creciendo exponencialmente. Fue nuestro gobierno en el año 2003, luego del default del 2001 -al que se llegó luego de una década de convertibilidad-, con el presidente Néstor Kirchner, que se comienza a borrar a través de negociaciones y a reestructurar esa primera parte de la deuda que llegó a un 76 por ciento en 2005 y desde allí empezamos a pagar», comenzó.
«En el año 2010 encaramos la segunda parte de la reestructuración de la deuda y llegamos a una adhesión del 92,4 por ciento. En el medio además pagamos al FMI para adquirir autonomía en el diseño de nuestras políticas económicas. También se definió la expropiación del 51% de Repsol y nuestro país logró la soberanía hidrocarburífica», continuó la mandataria.
«Si tenemos que definir estos años, diríamos que son años de crecimiento y de desarrollo, con el que además de la deuda externa pudimos pagar gran parte de la deuda social de los argentinos», expicó.
La Presidenta explicó cómo entraron a jugar los fondos buitre en todo este conflicto: «Esta reestructuración tiene una lógica de negociación, una lógica de quitas como pasa en las quiebras de cualquier empresa privada. Todos los países tienen leyes de quiebra, pero no hay ley internacional que regule la quiebra de los países. Aquí es donde entran los fondos buitres, que no tienen entre sus características la negociación. El negocio de los fondos buitre es no negociar».
«Cuando los juicios contra la Argentina fracasaron porque los bienes públicos son de carácter inembargable. Griesa inventó una nueva forma de coacción, la ‘extravagante‘ interpretación de la clausula pari passu, que dispuso el embargo de fondos y recursos de los tenedores que no era de los argentinos. Fondos que no nos pertenecen, que son de terceros», expresó.