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Por Germán Celesia / El apoyo popular a la estrategia argentina frente a los fondos especulativos, que se manifiesta de diversas maneras, resulta difícil de tolerar para los medios más afines al poder financiero, que hoy advierten de manera más o menos abierta sobre la inminencia de un movimiento contra la política económica. El objetivo parece ser acabar con la línea de trabajo desarrollada por el ministro del área, Axel Kicillof, y de paso abortar sus chances de convertirse en figura política del oficialismo.
“El dólar paralelo llegó a $13,5 y el récord”, dice Clarín en uno de los titulares incluidos en la tapa de su edición de hoy. “La trepada inquieta a los mercados”, advierte. “En la City lo adjudican al frustrado acuerdo privado por la deuda con los buitres, la baja de tasas y el temor de ahorristas a otra suba del oficial”, detalla el matutino. Así, hace suyo el reclamo de mayores rentas por parte del sector financiero. Y en nota aparte, agrega a grandes productores de bienes y servicios no financieros y personaliza en el ministro de Economía el blanco de reclamos. “extendido rechazo de empresarios a un proyecto de Kicillof”, titula, en referencia a eventuales modificaciones a la “Ley de abastecimiento”.
La Nación coloca como tema central de su portada a los fondos especulativos, llamados por su denominación más amable. “Los holdouts dan por caída la negociación con la banca extranjera”, dice el matutino. Y amplifica las “críticas al gobierno argentino”. Acompaña el titular una columna de Carlos Pagni, quien advierte que si el gobierno no acuerda con los especuladores empeoraría, supuestamente, la situación económica.
El Cronista comparte la advertencia al gobierno e incluso le da un tono más dramático. El título central de su edición es: “Fondo buitre dio de baja la negociación con los bancos y crece la tensión financiera”. En ese contexto afirma: “el dólar blue llegó a $13,20 y cruzó el máximo que tocó tras la devaluación. Además, en otro artículo alerta sobre la supuesta “chavización” del Gobierno por el proyecto de reforma a la Ley de Abastecimiento.
“Más traspasos al dólar. Ahora resurgió el blue”, alerta por su parte Ambito. Y agrega: “Continuaron ayer los pases al dólar, pero básicamente eso se vio reflejado en el paralelo. El juicio de buitres en Nueva York trajo temores a ahorristas en un mercado que, con bajas tasas, no tienta para contener traspasos”. El diario habla de “la deuda, eterno problema” y en ese contexto dice: “Fondo Aurelius descartó plan de bancos” y: “Riesgo-País sube en cuotas”.
En todos estos titulares se trasluce el objetivo de crear pánico apelando, por ejemplo, a la cotización de por sí dudosa que se pretende dar al dólar en el circuito ilegal de compra y venta, el “riesgo país” que marca el dinero que los inversores internacionales pretenderían cobrar a Argentina si pretendiera financiarse en el exterior y otros artilugios como la “amenaza de muerte” al que estarían sometidas, supuestamente, las empresas, en caso de modificarse la Ley de Abastecimiento.
En otros artículos y columnas de analistas políticos y económicos las advertencias son más precisas. “Entusiasmados por un repunte de la imagen presidencial por la pelea con los buitres, el oficialismo trata de convertir el choque en una política permanente. Toda la estrategia política comenzó a girar en torno de ese hecho. La idea de que esa antinomia pudiera postergar los cada vez más vehementes reclamos por la situación económica parece no prosperar”, afirma Ricardo Kirschbaum en Clarín.
Pagni realiza en La Nación una especie de ultimátum: “El país necesita tener más dólares y hay tres formas de lograrlo. Una, devaluar, algo a lo que Fábrega se resiste, como explicó el lunes pasado ante banqueros, cuando apostó al swap con China. Otra es cerrar más las importaciones, asfixiando la economía. La tercera es pedir prestado. Pero haría falta un acuerdo con los holdouts”, sostiene, como si se tratara de un lobista de fondos de inversión.
Según el columnista, “Estigmatizar al »buitre» puede sonar sensato. Igual que condenar al usurero. Pero, cuando la encrucijada es apremiante, la salida más desagradable puede ser la única. Muchos intelectuales y líderes políticos respaldan a Cristina Kirchner en su posición frente a los holdouts. Pero ninguno explica cómo evitar males mayores. Ojalá la opción fuera blanco o negro. O, como quiere el kirchnerismo, patria o buitres. Pero es más desagradable. Recesión o buitres. Negro o negro”.
En el mismo sentido, Mariano Grondona firma un artículo titulado: “Patria o buitres, otra vez la demagogia”. Allí insta al gobierno a traicionar el mandato popular. “Cuando un país enfrenta un conflicto de intereses, es como un actor que actúa frente a dos audiencias. Al mostrarse razonable frente a la audiencia internacional de sus acreedores, el gobierno argentino gana puntos afuera, pero los pierde adentro. Lo opuesto le puede ocurrir con su propia audiencia. No debe sorprender por ello que al mostrarse duro con los acreedores nuestro gobierno haya aumentado en algo su popularidad”.
Luis Majul, por su parte, hace una lectura política del asunto y pretende “bajar el precio” a la popularidad recuperada por el oficialismo. “Ahora, la consigna »Patria o buitres» le ha regalado al Gobierno una potencia política de la que carecía desde la última derrota electoral. El hecho de que la jefa del Estado haya mejorado en 6 o 7 puntos su imagen positiva y haya bajado casi en la misma proporción su imagen negativa es el dato menos relevante”.
Según el columnista, “lo más importante es que la administración ha vuelto a encontrar un argumento que le sirve para casi todo. Una excusa multipropósito que la coloca de nuevo en situación de marcar agenda y un paso delante de los dirigentes de la oposición. Un enemigo perfecto que tanto sirve para esconder a Boudou como para disimular la inflación, hacer olvidar la devaluación de enero, amortiguar el escándalo social de los miles de suspensiones y el miedo a perder el trabajo y encima afirmar, con cierta deshonestidad intelectual, que la economía nacional tiene una robustez estructural que la hace inmune al reciente default y otros ataques especulativos”. Es decir, Majul parece confiar en que el ataque especulativo que parece inminente será más efectivo que las consignas de la oposición política.