Lijo procesó a Boudou el 27 de junio pasado como supuesto autor de «cohecho pasivo en concurso ideal con negociaciones incompatibles» con un embargo de 200.000 pesos sobre sus bienes en la causa que investiga el levantamiento de la quiebra y el traspaso accionario de la empresa.
«Ha quedado evidenciado que el Señor Juez nunca quiso que se conozca la verdad, como así tampoco tuvo interés en escucharme, ni en que la ciudadanía lo hiciera de un modo directo», advirtió Boudou en el escrito que presentó patrocinado por sus abogados
Diego Pirota y Eduardo Durañona.
El vicepresidente consideró que Lijo «ha forzado la prueba para acomodarla al relato».
«Tengo la firme convicción de que los actos de corrupción deben ser descubiertos y juzgados», como le solicitó al juez su tribunal de alzada con respecto a esta causa, pero afirmó que Lijo la «reactivó mediante la construcción de prueba ilegítima» y que habría permitido que «determinados intereses particulares determinen a quienes están llamados a juzgar».
Boudou reiteró que el juez ya tenía resuelto el procesamiento cuando lo citó a declaración indagatoria.
«Por eso, porque ya resulta inaceptable la vulneración a todas las garantías y principios constitucionales por parte del señor juez, es que he decidido suscribir por derecho propio la presente apelación», agregó en el escrito de 47 carillas que ahora deberá analizar la sala I de la Cámara.
«Este magistrado no quiso escucharme, o mejor dicho, necesitó no escucharme. Construyó un escenario falso en el cual aparentó otorgarme la posibilidad de formular mis explicaciones sobre la imputación, una que promovió sobre la base de los dichos de dos testigos, devenidos luego en imputados, y de trascendidos periodísticos», analizó.
El vicepresidente concluyó que Lijo «volvió a reflejar su falta de interés, no sólo en escucharme, sino en respetar las garantías constitucionales» y recordó que lo procesó un viernes a las 23, el mismo día en que pidió ampliar su declaración.
Según Boudou, para procesarlo Lijo usó dichos de «testigos interesados» en relación al ex dueño de la imprenta Nicolás Ciccone y su yerno Guillermo Reinwick, quienes finalmente también fueron procesados.
Aludió a la existencia de un «camino de falsedades» en el cual «se han cometido varios errores y omisiones, que al ser advertidos derriban toda la imputación que el señor juez ha construido en mi contra».
«Es responsabilidad de este magistrado averiguar si acaso hubo un interés, intención o causa, ya sea política, mediática o económica, que determinó el salvataje de la ex Ciccone», agregó.
En la apelación, Boudou rechazó los cargos en su contra punto por punto y por ejemplo desmintió haber estado presente en alguna de las reuniones que se le atribuyen para negociar por Ciccone y haber usado el teléfono de su pareja, Agustina Kampfer, para
comunicarse con otros implicados en el caso, como José María Núñez Carmona.