Poco después del cierre de las últimas mesas de votación, el jefe del comité central electoral de Donetsk, Roman Lyagin, anunció que la autonomía de esa provincia ucraniana había sido aprobada por un 89,7% de los votos contra un 10,9% en contra.
«Resultó sorprendente el escrutinio: muy poca gente votó por el No y también hubo poco votos nulos, lo que nos permitió hacerlo todo muy rápido», explicó el dirigente.
En el mismo anuncio, Lyagin informó que la participación en la provincia de Donetsk, el epicentro de los levantamientos que comenzaron presentándose como separatistas pro rusos y ahora se han moderado hacia posiciones autonómicas, fue de un 75% de un padrón de más de 3,1 millones de electores.
En tanto, la participación en la provincia de Lugansk la participación electoral fue superior al 80 por ciento, aunque los resultados definitivos se esperan para el mediodía de ese lunes, según informó el portavoz de las Milicias del Sudeste, Vasili Nikitin.
En los plebiscitos de autodeterminación que se celebraron este domingo en estas provincias los votantes contestaron una única pregunta sobre el respaldo o no a la independencia de las repúblicas populares de Donetsk y Lugansk, conformadas como nuevas entidades en el este de Ucrania.
En algunos centros de votación se vivieron hechos de violencia por parte de la Guardia Nacional que dificultaron o impidieron la realización del referendo. También se denunciaron intimidaciones instigadas por los escuadrones neonazis de las fuerzas ucranianas.
Medios de prensa rusos revelaron, además, la presencia en las zonas rebeldes de unos 400 mercenarios de la empresa de seguridad privada Academy, controlada por los servicios de espionaje de Washington.
Estados Unidos señaló a Moscú como uno de los principales responsables de la actual crisis ucraniana, pese a que el presidente ruso Vladimir Putin pidió públicamente la semana pasada suspender los plebiscitos.
«Estados Unidos está decepcionado con el gobierno ruso por no haber utilizado su influencia para impedir el referendo”, sostuvo la vocera del Departamento de Estado, Jen Psaki, en un comunicado y reiteró que “no reconocerá los resultados”.