Los menores, la mayoría de origen mexicano, portaron pancartas en las que se podían leer los llamados al fin de las deportaciones, pues el presidente Barack Obama ha expulsado a unos dos millones de inmigrantes sin papales desde que llegó al poder en enero de 2009.
Al mismo tiempo, un grupo de familias procedentes de Louisiana y de Massachusetts continuarán un ayuno por la reforma migratoria hasta el fin de semana frente a la mansión ejecutiva.
Obama, quien se encuentra de gira por Japón, Malasia, Corea del Sur y Filipinas, está fuertemente presionado por el logro de la dilatada ley de inmigración, una promesa establecida por él cuando peleaba en 2008 por el asiento en la oficina oval.
En el Senado, bajo control demócrata, se sancionó un proyecto legislativo a mediados de 2013, el cual se consideró un camino a la ciudadanía para aquellas personas que residen sin documentos en territorio estadounidense.
Sin embargo, muchos republicanos de la Cámara de Representantes se opusieron a esta iniciativa, donde sigue estancado el voto, incluso el líder de ese hemiciclo, John Boehner, aseguró que será casi imposible que la medida pase este año.
De acuerdo con datos oficiales, en Estados Unidos viven más de 11 millones de inmigrantes indocumentados.
Mientras, la dilación de la reforma migratoria integral preocupa a los principales líderes demócratas ante la proximidad de los comicios de medio término de noviembre, ya que el voto latino tiene un marcado peso electoral.