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El “relator militante” de Fútbol para Todos, periodista e integrante del Colectivo Rodolfo, que forma parte del espacio Proyecto Nacional que lidera el vicegobernador bonaerense Gabriel Mariotto, brindó una entrevista a Claudio Gómez para Perfil, que a continuación se transcribe:
El tipo entra al bar de la esquina de Lavalle y Maipú, y lo saluda hasta el último mozo. Se para en la peatonal para sacarse una foto y un par de personas lo señalan. Camina una cuadra hasta Radio Nacional y provoca algún comentario por lo bajo. El tipo, que se hizo conocido por su voz, ahora le puso cara a su popularidad. Tal vez sea porque se diferenció cuando empezó a filtrar comentarios elogiosos del Gobierno durante los relatos de los partidos, o porque quedó en el centro del debate cuando Marcelo Tinelli intentó dejarlo afuera antes del fallido arribo de Ideas del Sur Sports al Fútbol para Todos. Por un motivo o por otro, lo cierto es que Javier Vicente se hizo popular a pesar suyo.
Desde el comienzo de este torneo Vicente bajó los decibeles y se moderó con las frases ultra K. De todos modos habla de “medios hegemónicos”, de “militancia periodística” y de “modelo ideológico” con la naturalidad de un panelista de 6,7,8. Tiene la camiseta tatuada, y la exhibe con orgullo. Aunque sospeche que podría saturar con el mensaje, aunque contradiga los principios periodísticos de neutralidad, aunque corra el riesgo de quedar pegado, Javier Vicente está convencido de que jamás se correrá de su rol de relator militante.
—Me enorgullezco de eso. Lo que pasó es que los medios hegemónicos tomaron esa idea para estigmatizarme y para mandar un mensaje crítico a ese tipo de periodismo que explicita el lugar desde el cual se habla.
—Coincidís con Hebe de Bonafini, entonces, que dijo que Fútbol para Todos debía usarse para hacer política.
—Por supuesto. Este proyecto nació como una decisión política, que además fue muy importante por el momento y el contexto en que se tomó, e ir en contra de esa decisión política sería un contrasentido. La única manera de concebir Fútbol para Todos es en el marco de este modelo, sería impensado que existiera dentro de un proyecto político que no tuviera en cuenta la inclusión, la restitución de derechos.
—¿No pensás que este embanderamiento atenta contra un rol periodístico que debería ser objetivo o por lo menos neutral?
—No creo en el periodismo objetivo o neutral. Y lo hago en un marco plural, con compañeros que provienen de distintos lugares y tienen diferentes ideologías. Yo pido mi lugarcito para decir lo mío, que no es ni más ni menos que rescatar aquel viejo periodismo deportivo que fue silenciado en los años del neoliberalismo. Pienso en Luis Elías Sojit, en Dante Panzeri, en Osvaldo Ardizzone, y salvando las distancias yo tomé Fútbol para Todos como una oportunidad para rescatar ese periodismo que se comprometía con su tiempo.
—Pero esos periodistas eran muy críticos.
—Yo soy crítico de la etapa anterior, la del Fútbol para Pocos. Y tenemos que estar alertas, porque están al acecho.
—Panzeri y Ardizzone eran críticos del momento que vivían, no del pasado.
—Porque no tuvieron la suerte de desarrollar sus tareas dentro de un modelo que los contuviera. Es como Enrique Santos Discépolo, que era un artista muy crítico, pero cuando encontró un modelo que lo contuvo fue capaz de rescatarlo y pelear por él.
—¿Pensás qué podría pasar con vos si llegara a asumir un presidente que no fuera kirchnerista?
—Me preocupa más lo que pudiera ocurrir con Fútbol para Todos, porque yo no dejo de ser un hincha. Relato hace más de veinte años, pasé por distintas radios y siempre lo hice de la misma manera. Parafraseando a Néstor, no voy a dejar mis convicciones en la puerta de la cabina.
Javier Vicente dice que nunca se enfrentó con Tinelli cuando convocaron al empresario para que se haga cargo de las transmisiones de los partidos. Fue antes de que arrancara este torneo, y el relator militante quedó en el medio de una lucha de poder entre el Gobierno, la AFA, Torneos y Tinelli. Ahora prefiere esquivar la polémica, mantenerse al margen. “Soy un simple laburante”, se define una y otra vez. Por eso también se modera con las críticas. Por eso esquiva ese protagonismo involuntario. Por eso ahora elige ponerse en la piel del militante: “El domingo pasado pudimos ver Boca-River sin pagar nada. Tenemos que agradecer esa posibilidad”.