.
Claudia Villamayor, coordinadora de la Tecnicatura en Comunicación Popular de la Facultad de Periodismo de la UNLP, realizó un balance en diálogo con esta agencia tras la finalización del primer curso de ingreso de la primera carrera de este tipo en América Latina, que se hizo posible a través de la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisuales ideada por Gabriel Mariotto.
“Tuvimos una experiencia muy buena, tanto docente como estudiantil. Sin lugar a dudas, la convocatoria fue entendida por las organizaciones y los movimientos sociales. El arco que participa es muy amplio y de todas las edades, pero tiene un perfil definido de gente que tiene algún tipo de compromiso social, político o cultural, que quiere transformar la sociedad para hacerla más justa y que toma la comunicación como una herramienta estratégica para favorecer procesos de cambio social”, desarrolló.
En ese sentido, Villamayor destacó la importancia de la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual, “el marco jurídico que habilita el nuevo paradigma de la comunicación que se está implementando en Argentina” y agregó: “Si bien esta es una profesión que resulta de una trayectoria militante, todo está por hacerse. Hay que instalar otra comunicación posible en nuestro país y para eso hay que estudiar, trabajar y militar para promoverlo y hacerlo política pública”.
La matrícula inicial de la Tecnicatura es de entre 80 y 100 ingresantes, que “quedaron muy contentos con la propuesta”. Según especificó la coordinadora, se generó un dispositivo pedagógico muy anuente al aprendizaje con una metodología teórico práctica con altísima participación de los estudiantes, lo que habla del perfil docente que, además de tener consistencia teórica y metodológica, tiene que tener predisposición a generar instancias de habilitación de la palabra, intercambio personal y colectivo que permite hacer verdad la construcción colectiva del conocimiento.
“Las condiciones políticas y habilitantes, que se inauguraron en el 2003 con el kirchnerismo, canalizaron y recuperaron a los jóvenes que empiezan a resignificar la palabra tan enchastrada de mugre: la dimensión política de la participación. Las políticas públicas como la Ley de Medios le vinieron a dar un impulso territorial maravilloso a la existencia de medios populares y universitarios, y todo el mundo audiovisual que no tenía espacio de reconocimiento ni presupuesto nacional, pasa a tenerlo.”, expuso.
En la misma línea, concluyó: “Ahora el desafío es exigente, y el que no lo entiende, es un irresponsable. Este es el momento de sumar rigurosidad académica, compromiso político, y lealtad al proyecto de la comunicación y la emancipación. La responsabilidad de los comunicadores sociales comprometidos con un proyecto político justo, libre y soberano es producir estatuto teórico de la comunicación popular y metodología. Este es el momento del trabajo territorial, asumiendo que la producción académica también es un territorio”.