El trágico incendio de Barracas conmocionó al país y al mundo. Nueve personas fallecieron cuando se derrumbó el depósito de la firma «Iron Mountain», donde se almacenaba documentación de empresas bancarias, telefónicas y petroleras.
La primera alarma se produjo alrededor de las 8.15 de este miércoles. Luego de una llamada telefónica, distintas dotaciones de bomberos y personal de Prefectura Naval Argentina y de la Guardia de Auxilio y Defensa Civil del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires concurrieron al depósito de Azara 1245.
En momentos en que los bomberos intentaban derribar un portón para poder ingresar y combatir las llamas, una pared de siete metros de altura se desplomó y provocó la muerte de nueve bomberos y rescatistas, así como heridas a otros siete.
Los bomberos fallecidos de la Policía Federal son el comisario inspector Leonardo Day, la subinspectora Anahí Garnica -de 27 años, madre de una niña y miembro de la primera promoción de mujeres en la Superintendencia de Bomberos-, los cabos primero Eduardo Adrián Canessa y Damián Béliz y los agentes Maximiliano Martínez y Juan Matías Monticelli.
Los otros agentes fallecidos son Sebastián Campo, de Bomberos Voluntarios de Vuelta de Rocha, y José Luis Méndez y Pedro Baricola, de la Dirección General de Defensa Civil.
Una de las líneas de investigación que maneja la fiscal de la causa, Marcela Sánchez, surgió a partir de los primeros testimonios de los tres trabajadores de Iron Mountain que estaban al inicio del incendio y lograron escapar ilesos.
Según fuentes judiciales, los empleados le contaron a la fiscal que nunca se activó el sistema de seguridad anti incendio instalado en el depósito, que consistía en una red de cañerías con riego instalada en los techos que debería haberse activado con el calor.
Sánchez emitió esta tarde un comunicado en el que informa que «cuando se termine de sofocar el incendio comenzarán los peritajes para intentar determinar el origen del fuego».