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Por Lucía Pires / Malvinas Argentinas, el distrito gobernado por el intendente massista Jesús Cariglino, sigue cosechando casos de mala praxis, muestra de su deficiente sistema de salud público. En comunicación con esta agencia, Mariana Brizuela se refirió a la muerte de su hijo de 4 años, Jonatan Zarn, quien falleció el último diciembre en el Hospital municipal Claudio Zin como resultado de una infección interna no tratada.
Según especificó la madre, la víctima ingresó a la institución con el 30 por ciento del cuerpo quemado debido a un accidente doméstico. La víctima, se había estado quejando desde su entrada al hospital por un dolor de garganta y estómago, y se rehusaba a comer, pero allí únicamente trataron las heridas externas. En el nosocomio, no le dieron antibióticos en ningún momento, solamente morfina para calmar el dolor y dipirona para bajar la fiebre.
“Él se quemó la cara, los brazos y el tórax, por lo que era necesario que lo revisaran un oculista y un otorrino. El primero nunca se presentó, el segundo vino después de 4 días y dijo que tenía una pequeña inflamación por dentro”, especificó la mujer y prosiguió: “Ninguno se dio cuenta de que se había quemado por dentro y que tenía una infección que no estaban tratando”.
A los 6 días de haber ingresado, y debido a una dificultad respiratoria creciente, tuvieron que suministrarle oxígeno a Jonatan. “Yo pedía por favor que le hicieran una placa del tórax porque veía como empeoraba, pero los médicos se rehusaban, decían que respiraba mal por la fiebre. Después de insistir mucho, accedieron a hacerle una radiografía, pero me dijeron que se veía normal, que no tenía nada”, relató Brizuela.
La madrugada del día siguiente, el cuadro del menor empeoró notablemente cuando comenzó a perder sangre por la herida que tenía en el cuello, donde le habían colocado una vía central. “Atrás del oído se le estaba formando una pelota de infección, pero no lo habían visto. Le sacaron el catéter, se lo pusieron en la ingle y recién ahí la médica de terapia me informó que le habían detectado una neumonía en la placa que le habían hecho, que el pulso estaba demasiado bajo y que iban a tener que ponerle un respirador”, desarrolló. Unas horas más tarde, la víctima murió de un paro cardiorrespiratorio.
En torno al estado de la salud pública en el municipio, la madre de la víctima fue tajante: “Fue la primera vez que tuve que internar a alguien y la atención fue pésima. Dicen que es el mejor hospital del mundo, pero no. Los médicos no te explican nada, te dicen que está todo bien. Lo tendrían que haber derivado al Instituto del Quemado, pero decidieron no hacerlo y estas fueron las consecuencias”.
Por último, declaró: “En la salita cerca de mi casa no hay ni pediatra ni ginecólogo. Es todo un desastre, pero nadie dice nada por miedo. Nosotros recibimos amenazas para que nos callemos, pero vamos a seguir denunciando lo que pasa para que a los médicos responsables les saquen la licencia y la memoria de mi hijo pueda descansar en paz”.
En el hospital pediátrico Claudio Zin se registraron las agresiones de la patota del Intendente en junio de 2012, cuando familiares y amigos de víctimas de mala praxis realizaron una protesta. En septiembre de ese año, el enfermero Walter Navarro, quien había aportado datos a la investigación, fue asesinado en condiciones sospechosas.