Quince exmilitares y un civil serán juzgados desde el próximo miércoles por secuestros y torturas en el centro clandestino La Cacha, ubicado en las afueras del partido de La Plata.
Las víctimas son 128 personas, entre ellas Laura Carlotto, hija de la titular de Abuelas de Plaza de Mayo Estela de Carlotto; y la privación ilegítima de la libertad de Antonio Bautista Bettini, padre de Carlos Bettini, actual embajador argentino en España.
Además, se juzgará la sustracción de Matías y Gonzalo Reggiardo Tolosa y de Natalia Suárez Nelson, nacidos mientras sus madres estaban cautivas en ese centro clandestino de detención, tras lo cual fueron apropiados y décadas más tarde recuperaron su identidad.
El juicio estará a cargo del Tribunal Oral Federal 1 de La Plata, presidido por Carlos Rozanski, quien también juzgó y condenó a Miguel Etchecolatz y al capellán Christian von Wernich a reclusión perpetua por genocidio.
Las audiencias comenzarán el próximo 18 de diciembre, a las 10, en la sede de la ex Amia La Plata.
Ese día comenzarán a ser juzgados Carlos Hidalgo Garzón; Jorge Di Pasquale; Gustavo Cacivio, Ricardo Fernández; Luis Perea; Roberto Balmaceda; Emilio Herrero Anzorena; Carlos Romero Pavón y Anselmo Palavezzati, todos militares.
También se juzgará a Juan Carlos Herzberg; Raúl Espinoza; Claudio Grande; Héctor Acuña; Rufino Batalla, Isaac Crespín Miranda, todos exmilitares o exintegrantes del Servicio Penitenciario bonaerense.
El único civil que será juzgado es Jaime Lamont Smart, quien fue ex ministro de Gobierno de la provincia de Buenos Aires durante la última dictadura cívico militar.
Smart fue condenado en el 2012 a prisión perpetua por privación ilegal de la libertad y homicidio calificado en 42 casos vinculado al denominado “Circuito Camps”, con lo que se convirtió en el primer civil condenado por delitos de lesa humanidad cometidos durante la última dictadura.
El centro clandestino de «La Cacha» estaba ubicado entre las calles 191, 196, 47 y 52 de La Plata, contiguo al penal de Olmos y en las antiguas instalaciones de Radio Provincia. Funcionó como centro clandestino desde 1976 a 1978 y además operó como una maternidad clandestina para las detenidas- desaparecidas que se encontraban embarazadas
La edificación principal constaba de tres niveles; en la planta baja se encontraba el baño, la cocina y un espacio destinado a los detenidos, en el que había una subdivisión a la que llamaban cuevitas, que eran dos compartimentos de pequeñas dimensiones a la que se accedía agachado.
Tenía una planta alta, a la que se accedía por una escalera de pocos escalones, y que a su vez balconeaba sobre la planta baja, y un sótano.
En las inmediaciones del edificio principal había otra edificación en la que solían practicarse los interrogatorios bajo tormentos, y una casilla rodante donde tenían lugar algunos interrogatorios enderezados a la corroboración de datos personales o discursos de pretendido adoctrinamiento, consta en la requisitoria de elevación a juicio.
Los detenidos permanecían incomunicados, encapuchados, engrillados al piso, en espacios reducidos, con deficiente higiene y alimentación, la amenaza constante de ser torturados con picana o golpes y el tormento psicológico de escuchar los gritos de quienes eran atormentados.