.
Verónica Piovani, directora del Instituto Nacional de Formación Docente de la cartera educativa, dijo a Télam que “en contra del racismo y la criminalización de los sectores pobres que reproducen los medios de comunicación cuando hablan de los jóvenes, pensamos en la formación continua de los docentes como una clave para el cambio y la escuela es el ámbito apropiado para que esa transformación ocurra”.
Durante el Encuentro Juventud, Educación y Medios que se realizó esta semana en la ex Esma, Piovani explicó que “hay tres clases de estereotipos de jóvenes para los medios de comunicación: el bello y exitoso que rendirá en el mercado de consumo, el que no sabe qué quiere y vive a la deriva, y el violento y potencial delicuente que es una constante amenaza”.
Ahora bien, “sabemos que esas concepciones estigmatizantes de los medios hacia la juventud permean también el sentido común de los docentes, por eso el objetivo es que los maestros no solo tengan una mirada crítica de los discursos de los medios sino que puedan interpelarse a sí mismos, poner el cuerpo y transformar sus propias prácticas”, señaló.
Con la formación contínua que se iniciará en febrero, “la escuela ofrecerá a sus docentes -por primera vez en una propuesta situada en la misma escuela- la posibilidad de construir un espacio donde los jóvenes sean reconocidos por sus docentes como sujetos de su historia y productores de conocimiento».
En ese sentido, Piovani enfatizó que «para legitimar el derecho a la educación, hay que garantizarlo con las condiciones necesarias”.
Piovani consideró que en la actualidad, «la escuela no es la única que produce subjetividad, ya que el club, lo comunitario, lo barrial, el ámbito callejero, los espacios de la cultura e incluso el mercado mismo es productor de subjetividad».
“El mercado establece desigualdades y hasta `rankea` a los consumidores según los bienes a los que accede: celulares, zapatillas, entre otros artículos de consumo”, aclaró la responsable de la formación docente a nivel nacional.
En este sentido, la experta destacó que la escuela debería incluir todas esas experiencias vitales y culturales para que los alumnos sean mirados en la complejidad en que viven y se desarrollan.
Carina Kaplan, directora del Programa de Investigación sobre “Transformaciones Sociales, Subjetividad, y Procesos Educativos” de la UBA, expuso los resultados de un estudio sobre los jóvenes y los medios: sobre las voces de unos y otros.
“Históricamente los medios de comunicación y las sociedades han asociado a los jóvenes con la violencia delictual, es decir han sido considerados delincuentes en potencia”, explicó la experta.
A partir de 2006, añadió Kaplan, la Ley de Educación –que estableció la obligatoriedad de la escuela secundaria- hizo que jóvenes que eran excluídos de la escuela hayan empezado a recuperar ese derecho pero esos actores que entran en la escuela también se encuentran con prácticas discriminatorias del propio sistema educativo.
La imagen de los medios y también las imágenes que el propio sistema les devuelve a esos jóvenes fueron analizados desde tres supuestos acerca de la violencia, los jóvenes y la escuela.
“En nuestra historia social emancipatoria han sido los jóvenes los que han pagado con sangre las luchas por valores y proclamas que hoy nos permiten conquistar derechos. La mirada social de los medios hegemónicos sobre ellos ha sido y es ambigua porque los ha presentado como la promesa del futuro y a la vez como una amenaza a esa tranquilidad social pretendida.
Kaplan ejemplificó las distintas miradas de las protestas estudiantiles en declaraciones a los medios tanto del ministro de Educación, Alberto Sileoni, como del titular de la cartera en la Ciudad de Buenos Aires, Esteban Bullrich.
En este sentido, sostuvo que si bien Sileoni dijo que más allá de algunas cuestiones que pueden observarse “las protestas son un triunfo de la democracia y una demostración de madurez política”, Bullrich decía no querer “piqueteros en las escuelas, quiero pintores, poetas”.
En tanto, Gabriela Michetti sugería que “en vez de protestar, los estudiantes podían arreglar los establecimientos”.
De esta manera, Kaplan consideró que “se empieza a configurar en los medios un ‘doxa judicializante’ porque todo acto de trasgresión de los jóvenes es visto como acto delicuencial, de ahí las políticas de tolerancia cero, que se anticipan ante cualquier hecho por considerarlo como gérmen de un delito a futuro”.
La investigadora se refirió a la “doxa determinista, biologicista que también se refleja en los medios y que considera a los jóvenes delincuentes por esencia, por naturaleza».
El informe, que releva materiales periodísticos desde 2004, “ha difundido un polémico interrogatorio elaborado por el Ministerio de Seguridad porteño destinado a los alumnos para que asintieran o negaran si robaron o dañaron algún bien de la escuela o algún automóvil perteneciente a un docente, entre otros actos”.
“Algunos medios refuerzan la idea de que la presencia policial lleva tranquilidad a las escuelas y han reivindicado las cámaras de seguridad, y se ha insinuado como metodología la revisación de mochilas a algunos alumnos”, advirtió Kaplan.