Aunque el Partido Republicano continúa postergando la aprobación del proyecto de la reforma migratoria aprobado en junio por el Senado, la medida se encuentra bloqueada en la Cámara de Representantes, bajo dominio republicano. Mientras tanto, la población inmigrante suma nuevas medidas de lucha cada semana para lograr presionar a los congresistas que se niegan a tratar el proyecto en lo que resta del año.
El primer mandatario de Estados Unidos a través de una conferencia de prensa realizada ayer en la Casa Blanca, salió al cruce y criticó a los republicanos: «Si buscan una excusa para no hacer lo que es correcto siempre la van a encontrar» y a la vez prometió aumentar la presión para que la reforma migratoria, se apruebe antes de la finalización de su segundo mandato.
Las declaraciones formuladas por el mandatario estadounidense en la casa de gobierno se producen a raíz de las declaraciones del presidente de la Cámara de Representantes, John Boehner, quien negó una vez más la aprobación de la reforma migratoria este año. A su vez, varios legisladores creen imposible tratar la reforma antes de las elecciones parlamentarias de noviembre de 2014, a partir de las cuales se renovará por completo la Cámara baja y un tercio del Senado.
El líder republicano había sostenido: “La idea de que decidamos estudiar una propuesta de ley de mil 300 páginas que nadie leyó, que es lo que hizo el Senado, no va a suceder en la Cámara” y advirtió: “Voy a dejar claro que no tenemos intención alguna de ir a una conferencia sobre el proyecto de ley del Senado”, descartando de esta forma la posibilidad de acceder a una conferencia con el objetivo de que ambas cámaras busquen una medida conjunta para llevar adelante la reforma migratoria.
«No hay una razón para no aprobar una reforma migratorio que ya tiene un fuerte apoyo bipartidista en el Senado», respondió el presidente Obama.
Hasta el momento, la Cámara de Representantes se ha limitado a tratar en instancias de debate menor distintos proyectos individuales, para evitar discutir cualquier proyecto que contemple una iniciativa de carácter integral. Desde el Partido Republicano, especialmente desde su ala más conservadora, el Tea Party, se niegan a aprobar el proyecto del Partido Demócrata por considerarlo una “amnistía” para la población inmigrante.
El proyecto demócrata, ha sido aprobado bajo la condición de que se redoble la seguridad fronteriza, especialmente en el paso Estados Unidos-México. Siguiendo ese lineamiento, se proyecta un gasto de 46 mil millones de dólares, el uso de aviones no tripulados, la construcción de más de mil 100 kilómetros de vallado, decenas de torres de vigilancia y la utilización de 40 mil agentes de seguridad.
Por su parte, el presidente de la Cámara de Comercio estadounidense, Tom Donohue, respaldó la reforma migratoria y afirmó: «Es bueno para el país, es bueno para la economía, es bueno para las empresas estadounidenses y sí, es muy bueno para los trabajadores estadounidenses».
Entretanto, más de 11 millones de indocumentados esperan acceder a la ciudadanía mientras son objeto de criminalización y detención. Sólo durante el mandato de Obama, el número de deportados alcanzó a 2 millones de personas, oriundas de diferentes latitudes.
Mientras tanto, los inmigrantes, realizan nuevas medidas de lucha para lograr presionar a los congresistas que se niegan a tratar el proyecto migratorio, movilizándose al Capitolio donde reside la sede del poder legislativo.