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María Isabel «Chicha» Chorobick de Mariani envió un nuevo mensaje a través de Facebook a su nieta Clara Anahí, apropiada a los 3 meses de vida durante la última dictadura cívico-militar, para que compare sus fotos de bebe con las que publica en la red social y así descubra su verdadera identidad.
«Esta comprobado que sobreviviste y te has criado con otra familia. Ya tienes 37 años y tu número de documento probablemente sea cercano al 25.476.305 con el que te anotamos», comienza el mensaje que escribió en su muro de Facebook.
Chicha Mariani le dice a su nieta que «quisiera pedirte que busques fotos de cuando eras bebé y las compares con la que acompaña este texto».
La Abuela de Plaza de Mayo se refiere a una foto donde se ve a la beba Clara Anahí, con chupete, camperita de lana blanca y envuelta en una manta de lana rosa, acostada sobre un sillón de tapizado bordó con arabescos.
«Estoy cerca de los 90 años y mi única aspiración es abrazarte y reconocerme en tu mirada», expresa la mujer que lleva 37 años buscando a su nieta.
Finalmente, le dice que «me gustaría que vinieras hacía mí para que esta larga búsqueda se concretara lo más rápido posible» y agrega que «mientras te espero seguiré buscándote. Te abraza tu abuela Chicha Mariani».
El 24 de noviembre de 1976 fuerzas militares y policiales atacaron la vivienda de Diana Teruggi y Daniel Mariani, ubicada en las calles 30 entre 55 y 56 de La Plata.
En el lugar fueron asesinados Teruggi y cuatro compañeros de militancia: Juan Carlos Peiris, Daniel Mendiburu Elicabe, Roberto Porfirio y Alberto Bossio.
Diana fue acribillada por la espalda y cayó cubriendo con su cuerpo a su pequeña hija Clara Anahí, que fue secuestrada por los represores y hasta el momento no pudo ser recuperada.
Daniel Mariani no estaba en la propiedad al momento del ataque, pero fue asesinado en agosto de 1977.
En la casa, declarada Sitio de Memoria del Terrorismo de Estado, funcionaba una imprenta que publicaba la revista «Evita Montonera», donde se denunciaron por primera vez las desapariciones de personas durante la última dictadura, los denominados «vuelos de la muerte» y la existencia de centros clandestinos de detención.
La propiedad exhibe hoy en su frente varios orificios de bala que impactaron durante el ataque de fuerzas conjuntas de la dictadura y un enorme boquete provocado por un proyectil de tanqueta que atravesó esa pared y otra más del interior, revelando la saña empleada por los represores.