.
Por José Luis Ponsico / El colombiano Walter Perazzo, de bajo perfil, suele decir: «A veces la táctica y el esfuerzo físico, disimulan la falta de talento”. Su padre, Alberto, quien fuera delantero de San Lorenzo entre el ´53 y el ´54, jugó en la tierra del café hasta los´60. Virtual goleado, Independiente de Santa Fe -recordado «Toto gol»- cercano en el afecto de los viejos simpatizantes del fútbol de un país hoy exportador de notables futbolistas.
Hace 60 años era al revés. Walter, goleador de San Lorenzo entre 1985 y 1987 es el referente de Olimpo y no elude presión en la lucha para evitar el descenso. Habla de la evolución de futbolistas de otros países del cono sur. «Colombia creció en el fútbol como nosotros lo hicimos en el básquetbol. No siempre el talento natural es el que define. Aunque la lucha por quedarse en Primera, condiciona», dice.
«En Olimpo, los jugadores son conscientes de las propias limitaciones. Especialmente, cuando enfrente se encuentra un equipo ´grande´. Pasó contra Boca y más tarde con Vélez. Y eso que se fueron varios futbolistas importantes. Entre otros, Martín Rolle, Julio César Furch, Néstor Bareiro y Andrés Franzoia, en ciclo de tres años de gestión de Omar De Felippe», añade.
«Bahía Blanca tiene fama por antigua condición ´catedral´ del básquetbol pero es una ciudad muy futbolera. Se vive con gran pasión. Diez temporadas de Olimpo en Primera División de la AF da un perfil de uno de los grandes del Interior. Las cuentas registran al decano del fútbol bahiense con más de 300 partidos desde que empezó el Torneo Nacional en 1967», concluye.