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El “vaciamiento” del programa –que funciona desde el 2010 en el distrito– comenzó en julio pasado, cuando a raíz del paso del jefe comunal al massista Frente Renovador renunció la subsecretaria de Derechos Humanos, María Rosa Martínez, y el programa quedó bajo la conducción de la secretaria de Desarrollo Social, Ana Geneira. “Vamos a hacer política para el intendente”, les explicó la funcionaria, quien según los trabajadores planteó que “había que ir a los plenarios de Darío y los que no confiaban en su liderazgo tenían que dar un paso al costado.
El Envión fue creado el 20 de agosto de 2009 por la cartera bonaerense de Desarrollo Social para “apoyar a jóvenes de 12 a 21 años en situación de vulnerabilidad en el desarrollo de sus capacidades, conocimiento y habilidades y el fortalecimiento de sus vínculos sociales” y su “integración al mundo de trabajo y la educación”, según un informe publicado hoy en Página12.
En Almirante Brown funcionó desde 2010 bajo la conducción de la subsecretaria de Derechos Humanos, María Rosa Martínez, de larga trayectoria de trabajo social juvenil. Se convirtió en una contención para 1500 jóvenes que se acercaron a alguna de las siete sedes en los barrios de Claypole, Don Orione, 2 de Abril, Rayo de Sol, Betharram, Ministro Rivadavia y Glew.
Sin embargo, en julio de este año, la interna del peronismo distrital desatada por el paso de Darío Giustozzi al massismo repercutió en el programa. Tras agresiones de patotas del giustozzismo hacia militantes del FpV –denunciadas por el concejal Mariano Granoldi y el primer candidato local, Mariano Cascallares–, renunció Martínez. El Envión quedó bajo la dirección de la titular de Desarrollo Social, Ana Geneira, quien, sostuvieron, instaló “un dispositivo clientelar contrario a los objetivos del programa” con hechos de “persecución política y violencia”.
En la primera reunión que sostuvieron, Geneira explicó que “el programa debe orientarse al trabajo político partidario en pos del proyecto personal de Darío Giustozzi”. “Tomó lista para saber quiénes éramos y qué vinculación teníamos con la gestión anterior”, relató una profesional de la educación del Envión y agregó que la funcionaria “planteó que había que ir a los plenarios de Darío, y los que no confiaban en su liderazgo tenían que dar un paso al costado”. Como mecanismo de presión, sus contratos, que solían ser por seis meses, fueron acortados a dos meses.
“Incorporaron punteros políticos para controlarnos –afirmaron–, generan situaciones de violencia y maltrato físico, con amenazas y destrozos en las sedes, insultos, discriminación y actitudes de prepotencia.”
Uno de los episodios más graves ocurrió el viernes 6 de septiembre en el barrio 2 de Abril, cuando “durante un taller de radio del que participaban jóvenes menores de edad interrumpieron la transmisión y los agredieron físicamente” por “difamar al intendente”. La coordinadora Adriana Friaz ingresó policías y amenazó con cerrar permanentemente la sede, donde los reiterados incidentes provocaron la renuncia de todo el equipo técnico, que espera una solución del municipio.