«Queremos que lo excomulguen y que sea juzgado como una persona común y corriente, porque es un hombre», dijo la impulsora del escrache, Julieta Añazco, una de las víctimas del cura Ricardo Giménez.
Junto a otras víctimas y organizaciones como Las Rojas, la Casa de la Mujer Azucena Villaflor, Pan y Rosas, y la Unión por los Derechos Humanos, se pidió que el sacerdote “no dé más misa” y que “se le revoque el beneficio de la excarcelación”.
El escache al cura abusador tuvo lugar frente a su domicilio, en el Barrio de Los Hornos, con el objetivo de que los vecinos del barrio “se enteren de quién es”.
“Nos preocupan los niños que están cerca de él, ya que vive frente a una canchita de fútbol infantil”, agregaron los manifestantes.
Giménez había sido condenado por el abuso de cinco menores en 1996, pero poco después la Cámara Penal de Apelaciones de La Plata le concedió la excarcelación extraordinaria bajo caución juratoria.
Desde entonces, el cura estuvo en una capilla de Berisso, luego pasó a la del Hospital Italiano de La Plata y, más tarde, recaló en la del Hospital San Juan de Dios, donde se desempeña actualmente.
Añazco relató que entre 1979 y 1981 el cura, encargado de la Iglesia de Gonnet Madre de la Divina Gracia, «organizaba unos campamentos de verano en Bavio que duraban 15 días» y agregó que «yo tenía entre 7 y 10 años cuando participé junto a unas amiguitas del barrio».
«Él era el único adulto responsable que estaba con nosotras y los demás chicos en el medio del campo. Nos miraba cuando nos bañábamos y nos enjabonaba», prosiguió y añadió que «a la noche se metía en nuestras carpas».
La víctima aseguró que recién a sus 18 pudo contarles a sus padres sobre los abusos, por lo que cuando acudieron a la Justicia, el caso ya había prescripto. «Sólo me quedó hacer terapia por el resto de mi vida», se lamentó.
Tras el nacimiento de su nieto, hace pocos meses, «dejé de estar anestesiada: pude despertar, recordar y sacar» porque «debe haber un montón de casos similares”.
Añazco reclamó un cambio en las leyes para que el abuso sexual no prescriba y se pueda reabrir la causa contra Giménez.
Las víctimas, familiares y organizaciones que reclaman justicia por este caso ya habían escrachado al sacerdote el 29 de agosto pasado, antes de dar misa en la capilla del Hospital San Juan de Dios, ubicada sobre la calle 27 entre 70 y 71, de La Plata.