Durante un encuentro con líderes legislativos en la Casa Blanca, el mandatario prometió que no repetirá las prolongadas guerras en Irak y Afganistán, tras admitir que tiene una estrategia más amplia para ayudar a las bandas armadas que intentan derrocar por la fuerza al Gobierno del presidente Bashar Al Assad.
Obama expresó su voluntad de responder a todas las preocupaciones de los legisladores sobre el pedido de autorización al uso de la fuerza que envió al Congreso, donde enfrenta serias dificultades, en particular en la Cámara de Representantes.
El jefe de la Casa Blanca señaló que Siria constituye «una amenaza directa a la seguridad nacional de Estados Unidos», y reiteró su llamado a realizar una operación militar contra el país árabe.
Washington responsabiliza al Gobierno de Damasco por un ataque con gases letales contra civiles el pasado 21 de agosto, pero las autoridades de la nación levantina argumentan que las acusaciones son una provocación de Occidente para justificar una agresión militar.