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En un comunicado difundido hoy por la Cancillería, el gobierno argentino sentó posición sobre la grave situación en Siria y la amenaza de invasión de Estados Unidos y sus aliados por el presunto uso de armas químicas. «Lo que Argentina jamás propondrá, ni avalará, es una intervención militar extranjera. El gobierno y el pueblo argentino no serán cómplices de nuevas muertes», sostiene el enérgico pronunciamiento.
El gobierno -que actualmente ejerce la presidencia del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas- propone, en cambio, el «embargo de armas, una intervención humanitaria liderada por el Secretario General, una reunión de emergencia de la Asamblea General o la acción en el terreno del conflicto de los cancilleres miembros del Consejo de Seguridad».
Al rechazar la posibilidad de una intervención militar extranjera en Siria, Argentina señala que aplicar esa iniciativa «sin siquiera esperar a que las Naciones Unidas determinen si se utilizaron armas químicas y quienes las utilizaron» implicaría una «derrota del sistema multilateral y un menosprecio a su sistema legal». «Las Naciones Unidas no serán eficaces mientras los poderosos crean que sólo los débiles deben cumplir sus resoluciones», afirma y asegura que «no están dadas las condiciones para una solución militar extranjera», ya que aún no se pusieron en práctica los mecanismos previstos en el derecho internacional.
Para Argentina, operaciones militares extranjeras «no harían otra cosa que agravar la situación, aumentarán las víctimas y el riesgo de derrame de la tragedia humanitaria a otros países de la región se acrecentará».
En otro párrafo, se afirma que «no se puede seguir proveyendo de armas a las zonas en conflicto y luego sentarse en este recinto para lamentarse que hay muertos», y añade: «no se puede lamentar que haya muertos y decir que la solución ante la muerte es aumentar el número de muertos».
En ese marco, el gobierno argentino acerca una serie de propuestas: en principio, una intervención humanitaria de Naciones Unidas «sin fines ni medios militares y con mandato de la ONU».
«La República Argentina no permitirá que la Naciones Unidas acepten resignarse a observar como se masacran civiles con armas químicas», advierte.
Asimismo indica que que si esa iniciativa no es posible a través del Consejo de Seguridad, «es tiempo para que la Asamblea General tome cartas en el asunto» y propone otorgar mandato al secretario general para debatir una eventual intervención humanitaria y diplomática avalada por la asamblea general.
En caso de que la propuesta sea vetada en el Consejo de Seguridad, Argentina considera que esa situación «dejaría al desnudo que el organismo está contaminado por el juego de intereses de un pequeño grupo de países que, ejerciendo el `privilegio´ del veto, vuelven a este órgano no sólo ineficaz sino irrelevante para la paz mundial».
Por último, sugiere como otra opción que los 15 cancilleres que representan a los países miembros del Consejo de Seguridad «se convoquen ya mismo en Siria para exigir el cese de la violencia y el inicio de un diálogo entre las partes en conflicto»