Por Agustín Espada / “La venganza es un plato que se sirve frío”, reza un proverbio que proviene de una novela francesa del siglo XVII. ¿Podría ajustarse al presente arrasador de algunos centrodelanteros que se han hecho notar en el arranque del Torneo Inicial 2013?
Jugadores con malas actuaciones en la pasada temporada han tenido un arranque revitalizante y la polémica se impone. ¿Es responsabilidad de los antiguos entrenadores la fallida estadía de los resurgidos goleadores en algunos clubes? ¿O es, por caso, culpa de los propios futbolistas que no estuvieron a la altura de las posibilidades y las ocasiones?
Carlos Bianchi resultó el más perjudicado, o según la hipótesis que se elija, el más expuesto tras el arranque de alguno de sus ex dirigidos. Tanto Santiago Silva como Lautaro Acosta han tenido un comienzo de torneo prometedor en lo que corresponde a rendimientos y cuota goleadora -3 tantos el uruguayo y 1 del “Laucha”, este último tras una excelente combinación entre ambos -. Sin embargo, no es el único al que la negativa del calvo técnico xeneize le renovó el hambre por la red contraria, sino que Sergio Araujo hizo lo propio anotando un doblete en la victoria de Tigre ante Racing Club.
Esta tendencia de renovados goleadores hasta el momento no se ha combinado con “la ley del ex”, salvo por un caso que parece bizarro pero es más real que cualquiera. Se trata de José Sand, quien tras haber anotado tan sólo dos goles en una temporada –los dos en el mismo partido frente a Independiente en el comienzo del Torneo Inicial 2012- rescindió su contrato con la Academia y puso su pólvora a secarse en el Matador de Victoria. Después de un año, “Pepe” pudo volver a llenarse la garganta de gol y justamente ante el equipo de Luis Zubeldía.
Los casos de Javier Cámpora –de pasado en Racing y una anotación para All Boys -, Carlos “Chino” Luna –vendido por la dirigencia de River Plate a Rosario Central, a pesar de la negativa de Ramón Díaz, donde ya lleva dos goles.
A la hora del análisis es necesario señalar que la mayoría de los clubes del que partieron los delanteros continúan con su anemia de goles: ni Emanuel Gigliotti ni Claudio Riaño convirtieron aún en Boca; Jonathan Fabbro tampoco lo consiguió en River; y mucho menos Mario Regueiro en Racing.
Lo cierto es que por el momento los flashes de los camarógrafos se los llevan los goleadores que, fecha tras fecha, parecen demostrar que “sólo necesitaban confianza”. Por lo tanto, podríamos modificar la frase con la que arrancó este artículo y afirmar que la revancha es un plato que se sirve bien caliente.