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Por Germán Celesia / La “realidad” que construyen los medios hegemónicos, que muestra a la Presidenta, Cristina Fernández, ensimismada en sí misma, abstraída de los deseos y necesidades de “la gente”, enojada con el mundo e intolerante ante la diferencia, sigue siendo el escenario conceptual en el cual quieren inscribir la campaña electoral los dos diarios más influyentes, La Nación y Clarín.
Niegan a la Jefa de Estado la atribución de describir las relaciones económicas, sociales y políticas con sus propias palabras e inscriben fragmentos de sus dichos dentro de contextos artificiales creados por esos propios medios, lo cual les quita su sentido original. Así, el rol de “mediador” entre el poder político y la sociedad civil está teñido de intereses específicos que ya no se conforman con colocar sus puntos de vista a la información, o de conformar la agenda periodística de acuerdo con sus intereses. Ahora ya hasta pretenden reinterpretar lo que dicen los distintos actores políticos de manera de adaptarlos a sus propias necesidades.
“Después de las Primarias: Reapareció Cristina y destacó su triunfo en la Antártida”, es el título central de Clarín, que sostiene implícitamente la existencia de un período de ostracismo presidencial después del cual se habría preocupado por destacar la victoria del oficialismo en un territorio escasamente poblado, con lo cual se sostiene solapadamente que no quiere ver la supuesta derrota en la extensa geografía nacional. Más derecho hacia ese punto marcha el titular de La Nación: “Irritada, la Presidenta negó la derrota y descalificó a Massa”, titula, aunque la Jefa de Estado no haya negado la existencia de ningún resultado electoral ni haya aludido explícitamente al intendente de Tigre, aunque parece haber aludido a él en un tramo de sus discurso, focalizado según otros medios no alineados con la prensa hegemónica -como Página/12- y la propia transcripción del discurso por parte del sitio oficial de la Presidenta, en el debate sobre el propio modelo económico-social con los diferentes sectores sindicales y empresarios.
Según Walter Curia, columnista de Clarín, se trata de “un mensaje que transmite desprecio por el voto popular”. El columnista considera que la Argentina se encuentra “a la deriva”, lo cual implica de alguna manera negar que la Jefa de estado cumpa el rol de “conductora” de los destinos de la Nación, o sostener que lo hace en función de los intereses de una “facción”.
En línea con la idea de presentar a todo lo que hace el gobierno a modo de “farsa”, se inscribe el artículo titulado: “El Gobierno le armó una conferencia de prensa simulada al candidato oficialista”, que se refiere a una visita de Martín Insaurralde al ministro del Interior, Florencio Randazzo, de la que se emitió una gacetilla institucional.
En La Nación, Mariana Verón muestra a la Presidenta “irritada” y afirma que los gobernadores le “ofrendaron su respaldo”, como si el respaldo al proceso nacional fuera una especie de veneración religiosa. El columnista político Carlos Pagni, acusa de “mesianismo” a la Jefa de Estado y sugiere que como “la derrota es irreversible”, la Presidenta dejó de ser partidaria de la democracia y llevará al país hacia la violencia política. Realiza, en algún sentido coincidiendo con Julio Blanck – editor de Clarín – una doble comparación del gobierno: dice que se parece al movimiento Montoneros – al que identifica exclusivamente con la insurrección armada – pero sugiere que podría terminar como el gobierno Fernando de la Rúa.
También en La Nación, el dirigente radical Jesús Rodríguez replica el discurso dominante en su artículo titulado: “La sociedad clausuró definitivamente la aventura de la re-reelección”, inscripto en el contexto creado por los propios medios hegemónicos.
Para el diario El Día, lo central es que la Presidenta “retoma la campaña” y se muestra “dura con Massa”. El diario Hoy, en cambio, redobla la apuesta de Clarín y titula su edición con un: “Basta de mentiras”, donde redunda en la idea de que el gobierno no tiene una correcta percepción de la “realidad”, entendida como aquello que los medios dicen que es real.
Los portales políticos, por su parte, mantienen grandes cuadros con los resultados electorales en la provincia de Buenos Aires, como en el caso de Infocielo y la Tecla que además, en busca de un tono más analíticos, habla del “impacto de las PASO” y afirma: “La victoria del Frente Renovador pegó con fuerza en el oficialismo, pero también afectó a otros opositores que se creían dueños de más votos que los obtenidos”. Ilustra el artículo un fotomontaje que muestra de izquierda a derecha a Francisco de Narváez, Martín Unsaurralde, Margarita Stolbizer y Sergio Massa. Al primero, con su cara angustiada y llena de moretones y al segundo con un golpe en uno de sus ojos junto con otros impactos menores pero expresión serena y media sonrisa. A la dirigente del Frente Progresista la muestra sonriente y con apenas un rasguño y a Massa con su cara y su sonrisa intacta. El candidato, eso sí, no habló en ningún medio para responder las alusiones de la Presidenta; sí lo hicieron otros dirigentes de su lista. El intercambio de ideas sobre qué hacer con la política económica sigue así, de alguna manera, pendiente.