Iaccarino, quien junto a sus dos hermanos fue secuestrado durante la última dictadura para despojarlos de sus bienes, aseguró que quienes lo detuvieron «mataron un proyecto que apuntaba a mejorar la condición humana».
«No sentimos odio, ni sed de venganza, nos impulsa poder esclarecer lo que ocurrió, tratando de alcanzar justicia, verdad y una reparación», expresó Iaccarino al empezar su declaración.
El hombre explicó cómo su familia creó una empresa constructora, otra de iluminación, cómo puso «puestos de abaratamiento» para lograr bajar los precios de los artículos de la canasta familiar, cómo adquirió dos campos en Santiago del Estero para contar con hacienda y productos frutihorticolas y cómo montó una industria láctea.
«Llega el golpe de Estado y el plan de José Martínez de Hoz era de concentración», apuntó y destacó que «cuando nos detuvieron, estaban matando algo que no es lo que hacían los Iaccarino sino algo que apuntaba a mejorar las condiciones humanas».
Remarcó que «la privación ilegítima de la libertad que sufrimos fue una cosa horrorosa, nos estábamos preparados, nadie está preparado para eso y el 4 de noviembre de 1976 empezó ese horror», en alusión a la fecha en que fue detenido junto a sus padres y sus hermanos Rodolfo y Carlos.
Alejandro Iaccarino destacó que la tortura no lo mató porque el ex médico de la policía Jorge Bergés «me dio algo en la boca, supongo que coramina porque veía que ya me quedaba poco de vida».
“Yo era una bolsa de carne, a mí me tocó sufrir físicamente pero el dolor psicológico de mis hermanos, sintiendo cómo destrozaban a un hermano supongo que era el mismo dolor que el mío», sostuvo.