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De la paz al nerviosismo y las preocupaciones solo hay un segundo de diferencia y eso lo sabe Ramón Díaz. El director técnico que regresó a River Plate para devolver al club a los puestos de elite y olvidar el reciente paso por la B Nacional no consigue transitar una semana en tranquilidad. Desde el inicio del Torneo Final – Copa Juana Azurduy los problemas futbolísticos crecen en el Millonario y las respuestas del cuerpo técnico se agotan.
Hoy los de Núñez se encuentran en el tercer escalón de la clasificación, pero su ubicación se relaciona mayormente con la fortuna y con ayudas de terceros que con los méritos propios. A pesar de poseer un record positivo en las once jornadas del calendario el conjunto no posee una ideología de juego que se respete a medida que transcurren los fines de semana.
El inconveniente es tal a la hora de desarrollar los encuentros que el Pelado solo repitió el equipo en una ocasión. Presentó una decena de alineaciones con modificaciones tácticas y 20 jugadores distintos fueron utilizados por el cuerpo técnico para tratar de encontrar una solución, aunque no cumplieron con el objetivo.
En el inicio del semestre, allá en el verano, cuando se disputó el primero de los superclásico River parecía ser un rival a temer. Sin embargo aquel esquema mutilfunción con cinco defensores, tres volantes y dos delanteros no volvió a hacer su aparición. Pocos cotejos disputó el Millo de la misma manera, con el esférico a su completo favor, moviéndolo horizontalmente hasta la espera del momento justo para el pase vertical y con una defensa sólida. Aquel experimento que aprobó el examen con creces no volvió a aparecer ni en las proximidades del Mundo de la Banda.
A medida que los partidos por los puntos se hicieron presentes los fundamentos del Riojano desaparecieron y el equipo quedó a la deriva de algún golpe de suerte que les otorgue un triunfo. Hoy son un conjunto sin una idea de juego que sea respetada, los fines de semana pasan y las actuaciones no mejoran la imagen del club. La eliminación en la Copa Argentina a manos de Estudiantes de Buenos Aires seguido del empate como local ante Quilmes vuelven a levantar murmullos en un River que con la mano trata de tapar al sol.
El próximo domingo se enfrentará con su rival histórico, Boca Juniors, y nuevamente pasará la semana en la búsqueda de una alineación que otorgue los dividendos futbolísticos esperados. El Millonario no logra escapar a los problemas y el buen pasar no responde a sus actuaciones.