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Por Agustín Espada/ El hincha es esa persona que va a la cancha soñando con poder cabecear el último centro, con poder despejar el último pelotazo en contra, hacer ese cambio que tuerza el destino de un partido, pero al mismo tiempo, sabe que no puede ni podrá hacerlo nunca.
El hincha argentino es “especial” suele decirse o autoproclamarse. Es una persona que vuelca en su equipo la mayor de las expectativas, pone a su disposición gran parte de su vida, tiempo y dinero. Es por eso que también se cree con el poder de exigir, porque en nuestro país los clubes son de los socios, son de su gente, y como tal, se deben a ellos también.
La relación entre los jugadores y los hinchas de Independiente se rompió en la 8va fecha, cuando entrada la noche el “Rojo” caía por 2 a 0 frente a All Boys en Floresta y sus chances de permanecer en Primera División comenzaban a escurrirse de sus propias manos. Lo que empezó con algunos insultos desde el centro de la tribuna, donde se encontraban los barras del equipo de Avellaneda, terminó tras el pitido final en una lluvia de insultos hacia los jugadores por parte de la totalidad del público visitante.
Luego del quiebre ocurrido en el Estadio Islas Malvinas, siguieron encuentros violentos en los lugares de entrenamiento del plantel profesional. Luciano Leguizamón fue el primero en sufrir el apriete de tres “hinchas”; días mas tarde fue el mismo Cantero el que sufrió el hostigamiento de otro grupo de “hinchas” a la salida del entrenamiento que se produjo luego del empate frente a Unión.
Por último, esta semana, luego de la derrota en Rafaela, Hernán Fredes fue interceptado por otro grupo de 3 “hinchas” en un semáforo cercano al estadio Libertadores de América y se cruzó de modo “civilizado” en una charla en la cual se le pedían explicaciones sobre los pobres rendimientos del equipo.
La desesperación es un rasgo compartido por los hinchas y jugadores de un equipo que no sólo no puede encontrar la forma de ganar sino que a veces aparenta estar “descendido” dentro del campo de juego. De 48 partidos disputados en la presidencia de Javier Cantero se obtuvieron 46 puntos, el Diario Olé publicó una estadística escalofriante: de 99 equipos que forman parte de los Torneos AFA hasta la Primera D, Independiente se ubica en el puesto 92 de la tabla general de la temporada.
La realidad -y los números – indica que es paupérrimo el presente futbolístico de Independiente. ¿Tiene el hincha derecho a expresar su repudio y decepción? Definitivamente los resultados, y especialmente los rendimientos, no son los esperados ni los lógicos. Llenando estadios, pagando su cuota social, buscando torcer el rumbo del club en las últimas elecciones, comprando bonos para ayudar al club, el hincha socio y simpatizante de Independiente se ha involucrado y brindado de forma íntegra a la causa. Luego de más de media temporada de decepciones en el año más importante de la historia del club y escuchando promesas de compromiso y entrega a diario, la paciencia del hincha tocó un límite.
El hincha tiene todo el derecho a expresar desde su lugar y en su momento, en la tribuna y durante el partido, su descontento ante tamaña campaña. Los jugadores de Independiente, sobre todos los de mayor experiencia, siempre supieron qué era lo que se venían a jugar al club y ante qué tipo de presión iban a exponerse en el caso que los resultados no fuesen los mejores. Por otro lado, ningún “hincha” tiene derecho a poner en riesgo o amenazar con poner en riesgo la integridad física de los jugadores.
Los jugadores no necesitan un “plus” de aliento para poder ganar los partidos, para eso se encuentran los premios –los cuales abundan en el plantel “rojo” ya que no sólo se estipularon para los partidos clásicos sino también en los enfrentamientos con equipos que disputan la permanencia junto al equipo- y los suculentos salarios percibidos. Lo que sí deben entender los jugadores, es que los clubes en nuestro país son asociaciones civiles sin fines de lucro fundadas y gestionadas por su hinchas.
Sin embargo, sólo estos jugadores podrán salvar las últimas esperanzas que le quedan, son ellos y nada más que ellos. Independiente necesitará de aquí al final que todas las partes –jugadores, dirigentes, oposición, hinchas- se aferren a las chances que le quedan y priorizar la integridad e institucionalidad del club por sobre cualquier resultado.