Por Ariel Spini / El Torneo Final – Copa Juana Azurduy transitó ya llegó a la mitad de su calendario y en los puestos de descenso directo la situación se vuelve cada vez más delicada. Un pequeño grupo de instituciones son las que pelean en el combate más cruel de todos, la lucha por permanecer en la elite nacional. Entre ellos se destacan Independiente, Unión de Santa Fe, San Martín de San Juan y Quilmes.
En febrero, al comenzar la segunda mitad de la temporada, todos renovaron las esperanzas para que a lo largo de los futuros seis meses la historia se revierta y en junio encontrarse con la alegría. Sin embargo ningún cambio vivieron esos equipos y el presente los encuentra más complicados con su permanencia en la Primera División de Argentina.
Al cerrar la décima jornada del certamen, los de Avellaneda sumaron una nueva derrota, esta vez ante Atlético Rafaela. A pesar del cambio de cuerpo técnico el equipo demostró la misma apatía, los jugadores fueron ampliamente superados por su rival y el compromiso dijo ausente en los hombres vestidos de Rojo. Hoy el Diablo se encuentra en zona de descenso directo y nada parece modificar la suerte de un equipo que paga las consecuencias de años de malas decisiones dirigenciales y futbolísticas.
En la misma situación se encuentra San Martín de San Juan que el sábado igualó en uno ante All Boys. La goleada y victoria sobre Boca Juniors por seis tantos contra uno no fue revalidada por los sanjuaninos que ante un rival mediocre y que posee record negativo no se animaron a buscar un triunfo. El tiempo es el principal enemigo que tiene el Santo, para escapar del descenso necesita sumar de a tres y comenzar a hacerlo ya, de ahora en más cada fin de semana que pase sin ser el vencedor será un pequeño golpe que lo lleve de a poco al knockout.
Para Unión de Santa Fe la historia no se modifica, sólo se torna más complicada y delicada. El record negativo de 26 encuentros consecutivos sin obtener un triunfo de a poco fue llevando al Tatengue a ser el peor equipo de la tabla de promedios y de la actual temporada. Sólo un milagro puede cambiar el rumbo del barco conducido por Facundo Sava y como si fuera poco, en la tarde de este lunes se medirá contra uno de los máximos candidatos a consagrarse campeón, Lanús.
Del cuarteto de conjuntos que protagonizan directamente el combate por permanecer en la máxima división sólo Quilmes es quien realiza los deberes y obtiene dividendos. Luego de cuatro cotejos sin ganar logró sacar provecho del pauperrimo presente de Estudiantes de La Plata y se quedó con los tres puntos que le garantizaron dormir fuera de los puestos de descenso directo. Desde la base de Omar De Felippe el Cervecero sueña con evitar el regreso a la B Nacional y es el único conjunto que demuestra fundamentos para que ese anhelo se sostenga.
Nueve finales quedan por delante pero la historia, a priori, no parece cambiar su rumbo. Los conjuntos comprometidos con el descenso no demuestran crecimiento, solidaridad ni responsabilidad para invitar a sus fanáticos a ilusionarse con otra realidad. Veintisiete son los puntos que quedan en juego y el tiempo dirá si el cambio llegó a tiempo o no.