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Los integrantes de un matrimonio que anotaron como propio al hijo de una pareja de desaparecidos nacido en la ESMA en 1978 fueron condenados hoy a seis años de prisión junto a la entregadora del bebé, que es viuda de un militar que comandó el centro de detención ilegal de El Vesubio.
La condena aplicada por el Tribunal Oral Federal 4 recayó sobre Cristina Mariñelarena y Jorge Ernesto Baccas, quienes junto a Graciela Lugones fueron condenados por la retención y cambio de identidad del hijo de Liliana Carmen Pereyra y Eduardo Cagnola, un pareja que se encuentra desaparecida desde octubre de 1977.
Lugones, que actuó como entregadora de la criatura, es la viuda del teniente coronel Guillermo Minicucci, que comandó el centro clandestino de detención El Vesubio durante la última dictadura.
Los tres condenados fueron considerados penalmente responsables por los delitos de “retención, ocultamiento y supresión de identidad” de un menor de diez años, y de la falsificación de documento público al inscribirlo como Hilario Bacca con un certificado de nacimiento apócrifo.
El niño apropiado tiene hoy de 35 años y recuperó su verdadera identidad en el Banco Nacional de Datos Genéticos donde se comprobó su parentalidad con el matrimonio Pereyra-Cagnola.
Liliana Pereyra estaba embarazada de cinco meses cuando el 5 de octubre de 1977, fue secuestrada junto a su marido, Eduardo Cagnola, en Mar del Plata, y fueron llevados a la Base Naval de Buzos Tácticos de esa ciudad.
Posteriormente, la joven fue trasladada a la ESMA donde según el relato de sobrevivientes estuvo en la llamada “pieza de las embarazadas” y, en febrero de 1978, dio a luz a un bebé al que llamó Federico.
Mariñelarena había confesado en la instrucción que la mujer del entonces jefe de la central de reunión de inteligencia del regimiento 3 de la Tablada «sabiendo de mis grandes ganas de formar una familia más amplia, me llamó y me dijo que ella tenía un bebé para adopción y me preguntó si yo lo quería».
Lo hizo a condición de que no le preguntara nada sobre su origen, ya que el chico había nacido en la ESMA donde sus padres estaban cautivos y continúan desaparecidos.
En el juicio se dio por probado que el bebé fue entregado a sus apropiadores en un departamento ubicado en la avenida Luis María Campos y en el hecho participó el propio Minicucci, según confesó la apropiadora en la instrucción.