.
Bulgheroni sigue el juicio, por prescripción psiquiátrica, desde una habitación contigua al recinto y es al único de los tres imputados al que no se le conoce la voz, puesto que se negó a testimoniar en la apertura. Su defensor es Carlos Rodríguez Vega y los fiscales pidieron para el represor, oficial de inteligencia en el Área 323, prisión perpetua.
Hasta las primeras horas de anoche alegó la defensa de Mariano Rafael Braga, imputado por violación de domicilio agravada, privación ilegítima de la libertad y homicidio de Julio Rolando Álvarez García, hecho ocurrido el 21 de agosto de 1976.
Los abogados Guillermo Vidal y Ricardo Vitellini pidieron la «nulidad» de todo el proceso judicial contra su defendido y la “absolución lisa y llana de todos los delitos” con los que llegó imputado al juicio.
Vidal sostuvo que “la falta de pruebas no se puede suplir con teorías” y existen “baches probatorios” sobre las imputaciones con las que llegó a juicio su defendido. Dijo que para con Braga “se aplicó un Código Procesal posterior a los hechos”, cuestionando además la integración del Tribunal con un solo juez natural, el presidente de trámite.
Los fiscales en sus alegatos pidieron prisión perpetua para Braga, quien actuó en Jujuy como oficial de inteligencia del Área 323, el organismo represor que estaba al mando del coronel Néstor Bulacios.
Ricardo Vitellini dijo en su exposición que “fue otro militar” y no Braga quien secuestró a Álvarez García y señaló que la esposa de la víctima, como su familia tienen “mucho odio” contra su defendido. Por otra parte acusó de falso testimonio durante el juicio a Inés Peña, esposa de Álvarez García, Ernesto Saman, Adriana Aredez y Felipe Noguera.
Ni familiares, amigos e integrantes de organismos defensores de los Derechos Humanos participaron de la audiencia y en los asientos hubo fotografías de detenidos desaparecidos de Jujuy sobre pañuelos blancos, y el Tribunal no hizo lugar a un pedido de la defensa del retiro de los mismos.
Según la elevación a juicio, Braga estuvo al frente de un grupo de tareas que secuestró desde el domicilio familiar en barrio Ciudad de Nieva a Julio Rolando, delante de sus padres, esposa, dos hijas, hermanos y amigos el 21 de agosto de 1976.
El hecho ocurrió alrededor de las 13 de ese día y hubo testigos del mismo dentro y fuera de la vivienda, lo que se plasmó en oportunidad de realizarse una inspección ocular sobre el terreno, reconociendo a Braga por una visible cicatriz en su mejilla izquierda por la que era apodado “cara cortada”.
La víctima, que militó en la JUP de Tucumán y posteriormente en Montoneros, fue sacada de la casa y trasladada en un coche color blanco Renault, que ingresó al RIM 20, sede del Área 323, según lo testimoniado por familiares de la víctima que siguieron al vehículo.