Por Vicky Castiglia / Resulta difícil hacer una descripción sobre los estragos que hizo la lluvia en la capital provincial. Anteayer llovió todo el día, sin parar y para la media tarde se cortó la luz. Desde la ventana se veía el agua que ya había tapado la calle y que corría fuertemente en dirección a la calle 1. Pero aquello no era nada.
Casas y calles tapadas por el agua, autos que vagaban sin dueño y terminaban estrellándose sobre otros, ciudadanos que buscaban refugio y se auto-evacuaban eran las postales por esas horas.
Por la mañana, la ciudad parecía sitiada. Las calles estaban oscuras y muchos hogares se habían quedado sin agua corriente. El panorama era devastador. El único tema de conversación entre los vecinos, era, por supuesto, la tragedia que había tenido lugar, las consecuencias que había dejado y la manera de colaborar.
Las víctimas fatales sumaban ya 48 y aún hay zonas en las que el agua no ha bajado completamente. Desde mi edificio, pude ver los camiones de gendarmería que se aglutinaban en el ministerio de Seguridad bonaerense, junto con los bomberos y los botes de rescate, que, tal como informó el secretario de Seguridad de la Nación, Sergio Berni, hubo que traerlos en un buque porque por ruta resultaba imposible.
Un colega me avisó que estaba cubriendo en Tolosa. “Es impresionante”, me dijo, pero las palabras quedaban chicas. Allí estaba la madre de la presidenta, en su casa, sin luz, sin agua, sin gas y sin querer irse, pero con un grupo de personas protestando extrañamente en su vereda.
Cristina Fernández de Kirchner se hizo presente en su ciudad natal, conversó con los vecinos y mantuvo una reunión con el gobernador Daniel Scioli y todos sus ministros para resolver con la mayor celeridad posible las consecuencias del siniestro.
En tanto, los vecinos también organizaron la ayuda humanitaria y comenzaron a llevar a los diferentes puntos de encuentro cualquier tipo de donación. La Facultad de Periodismo y Comunicación Social de la UNLP, se comprometió con la causa desde el inicio.
“Ya estamos recibiendo donaciones para las víctimas de esta tragedia que nos conmueve a todos; y abrimos las puertas de la Facultad para albergar a evacuados”, informaba la decana Florencia Saintout a esta agencia.
Para aquellos que perdieron todo, el vicegobernador Gabriel Mariotto anunció la implementación de un plan de subsidios a cada municipio afectado y desde horas tempranas recorría las barriadas más castigadas, para interiorizarse personalmente de la situación, de forma tal que la Cámara Alta pueda hacer más efectivos su apoyo solidario a las víctimas. Mientras que en el Anexo del Senado de la Provincia, ubicado en la esquina de 7 y 40, funciona en forma permanente un centro de orientación a los damnificados, para ayudarlos a ubicarse en alojamiento de urgencia y otras necesidades.
Por la noche, 50 mil almas continuaban sin luz. En las veredas los platenses referían a los centros de ayuda humanitaria y los más afortunados, los que ya contaban con luz, hacían las campañas a través de las redes sociales. Desde el interior y del resto de las provincias, también la ayuda ya estaba en camino. La solidaridad ante todo.