El juicio a las hermanas Ailén y Marina Jara se reanudará mañana en el Tribunal Oral en lo Criminal 2 del Departamento Judicial de Mercedes.
En la nueva audiencia, prevista para las 9, los magistrados Fernando Bustos Berrondo, Marco Barski y Graciela Larroque escucharán los alegatos de la fiscalía y la defensa, antes de dictar un veredicto el 3 de abril.
Marina y Ailén Jara, de 20 y 21 años respectivamente, son juzgadas porque el 19 de febrero de 2011 hirieron con un cuchillo doméstico a Juan Leguizamón, de 35 años, al defenderse de un ataque armado con propósitos sexuales, según declararon.
Leguizamón, en cambio, dijo haber sido agredido tras un altercado por celos ya que tenía una relación íntima con las hermanas, algo que las jóvenes desmintieron durante el juicio.
Los testimonios recogidos en los dos días de audiencia de la semana pasada parecen haber reforzado la versión de Ailén y Marina, quienes contaron que fueron abordadas por Leguizamón cuando regresaban de bailar, a pocas cuadras de su de Paso del Rey, partido de Moreno.
De acuerdo a la declaración de las acusadas, el hombre disparó para amedrentarlas, se le trabó el arma y ellas se defendieron, lo golpearon, lo tiraron al suelo y lo hirieron con un cuchillo «Tramontina», hasta que Leguizamón huyó.
El juicio transcurre en medio de una gran presencia de organizaciones promotoras de la conciencia de género que reclaman la absolución de las jóvenes, presas desde hace dos años por el hecho.
Carta desde “el lugar del no”
En una misiva desde la cárcel, difundida hace unos días, Ailén y Marina ratificaron su inocencia y relataron las condiciones de detención en «la tumba, el lugar del no».
«Somos inocentes. Mucha gente a la que le agradezco todo lo que hacen por nosotras, nos acompañan desde afuera. Pero a pesar de eso me siento sola», confesó en la misiva Ailén y calificó al Penal 8 de Los Hornos, donde se encuentra actualmente detenida, como «el lugar del no».
«No hagas lo que sentís, no digas todo lo que pensás, no seas quien vos querés ser, no hables más de lo debido, no seas espontánea», afirmó en su sentida secuencia de negaciones.
Marina, que tituló su testimonio «Desde la tumba», hizo un relato pormenorizado de la golpiza que el 27 de diciembre último le propinó a Ailén una guardiacárcel en la Unidad 5 de Mercedes, donde las alojaron temporariamente antes de terminar en la cárcel de Los Hornos.
«Es como una tortura. No se imaginan lo feo que es escuchar cómo le pegan a mi hermana y yo no poder hacer nada», describió Marina en su relato escrito.
La joven, que cumplió 20 años el 24 de diciembre, también recordó que durante esos días de fin de año su hermana se descompuso. «Pedía médico a los gritos desde las 14. Llegó dos horas después y los remedios a las 21.30», señaló.
Además, contó que tuvieron que bañarse «arriba de la letrina con agua fría» mientras estaban el «los buzones», como llaman en la jerga carcelaria al sector de aislamiento.
Marina describió el lugar como «una celda de 2 por 1,5 metros, con sanitarios a la vista que no funcionan, o sea, están re tapados, falta de luz, de calefacción, sin acceso al patio o nada, ni un poquito de luz de sol, la piletita toda tapada llena de agua podrida…».
«La exclusión también es parte de la humillación», concluyó la joven al reflexionar sobre los duros años que le tocó vivir con su hermana tras las rejas
Por su parte, y a pesar de todo, Ailén mostró confianza al terminar la carta. Aseguró que sigue «luchando, como me enseñó mi mamá” y agradeció “a la gente que me acompaña en esta gran lucha que compartimos».