«El Papa no tuvo nada que ver con la dictadura, no fue cómplice de la dictadura, no fue de los obispos que estuvieron más en la avanzada por la defensa de los derechos humanos, aunque prestigió más una diplomacia silenciosa, de pedir por los desaparecidos y los presos», dijo Pérez Esquivel, durante una conferencia de prensa que le siguió a su encuentro con Jorge Bergoglio.
El Nobel de la Paz argentino, elegido en 1980 por su militancia por los derechos humanos y sus denuncias durante aquellos años de dictadura, dejó claro que «bajo ningún punto de vista pueden ligar al papa Francisco con la dictadura», y reconoció que de este tema hablaron durante el encuentro, aunque «en términos generales».
Según Pérez Esquivel, Francisco le expresó su convicción por «avanzar en la verdad y la justicia, y el daño hecho por las dictaduras», y volvió a pedir que lo «acompañen en la oración».
«Fue una charla muy buena, en la que hablamos de la situación general de la Iglesia, del mundo y de Latinoamérica», dijo.
En otro tramo de la conferencia, agregó que su compromiso «es poder acompañar a Francisco y trabajar para que su Papado pueda estar al servicio del pueblo de Dios y de la humanidad».
Pérez Esquivel destacó las primeras palabras del ex obispo de Buenos Aires, hoy Papa Francisco, llamando a «pensar en los pobres y en los más indefensos», y la elección de su nombre, por San Francisco de Asís, protector de los pobres y desprotegidos.
En forma casi paralela, el Nobel de la Paz publicó en su Twitter que el Papa le expresó su preocupación «por reducir los índices de pobreza en el mundo trabajando junto a los pobres», y que se habló de «los mártires de la Iglesia de América Latina como Monseñor Romero, de El Salvador, y Enrique Angelelli, entre otros».