.
La segunda parte de la temporada de la Primera División del fútbol argentino es la que decide que equipos perderán la categoría y descenderán a la B Nacional. Entre los protagonistas de la lucha por mantenerse en la elite nacional se encuentra Quilmes. Los bonaerenses no encontraron los resultados esperados en el primer semestre, se mantuvieron fieles a una idea y luego de la pretemporada el trabajo comenzó a dar sus frutos.
En el Torneo Inicial, el Cervecero no logró llegar al objetivo de unidades para escapar a la zona roja del fondo de la tabla de promedios. A pesar de demostrar un buen nivel en cada una de sus líneas, perdieron muchos puntos sin merecerlo. Pero el fútbol desconoce de merecimientos, y para que esas unidades que quedaron en el camino no continúen sumando porotos perdidos, había que profundizar el trabajo y así fue.
Mientras algunos buscaban dar el batacazo en el último mercado de pases, los de Omar de Felippe se centraron en mejorar aspectos puntuales para cumplir con un objetivo: permanecer en primera. A su vez desde la dirigencia se cuidó el patrimonio para no reforzar a rivales directos, como fue el caso de Martín Cauteruccio y el interés de Independiente.
Mientras las lesiones de Pablo Garnier y Miguel Caneo dejaban huérfano a un mediocampo que no hallaba un creador de juego, apareció Jacobo Mansilla. El zurdo que aguantó no tener los minutos de competencia deseados en la B Nacional y luego permaneció en el equipo, se puso la creación sobre los hombros para hoy ser una pieza clave.
A su vez la llegada de Cristián Menéndez al plantel fue otro gran acierto, el delantero que hizo su debut en Lanús y luego abandonó el país, volvió para demostrar que ya no es una apuesta a futuro, es una realidad. Con jugadores que lograron suplir la ausencia de hombres importantes, con solidaridad entre cada compañero y con inteligencia a la hora de proponer juego defensivo y ofensivo, el Cervecero sueña.
Desde la coherencia de un cuerpo técnico y de un grupo de dirigentes que apostaron a un proyecto, Quilmes forjó el buen presente que ostenta en estas cinco fechas del calendario. Los buenos resultados no llegaron de forma azarosa, el trabajo dio el rédito esperado y en base a él se mantiene más vivo que nunca el sueño de quedarse en la A.