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Por Ariel Spini / El campeonato más importante del continente llegó a un punto clave, la mitad de la zona de grupos ya fue desarrollada y ahora es el momento donde las últimas fichas se ponen en la mesa. Cinco son los representantes argentinos que apostaron all-in al campeonato internacional para escribir una línea de gloria en la historia del fútbol mundial. Sin embargo, del quinteto de compatriotas, sólo uno transcurre la zona con cierta tranquilidad y no llega a ser la suficiente para llegar a relajarse. A diferencia de lo que la historia ha reflejado los conjuntos argentinos no logran hacerse fuerte y corren serio riesgo de ser eliminados.
Vélez Sarsfield, último campeón del Torneo Inicial, comenzó la competencia con un paso en falso. A pesar de no fallar a su ideología de juego fue víctima de una derrota en la altura de Guayaquil en tierra ecuatoriana que amagó con sabotear las intenciones del Fortín. No obstante el mal arranque logro redimirse en calidad de local con una amplia goleada ante el más débil, Iquique, para luego dar la nota al derrotar a Peñarol –el otro candidato del grupo-. Hasta el momento el de Ricardo Gareca es el mejor conjunto argentino en la Copa, aunque ello no le otorga la más mínima tranquilidad, con siete jugadores víctimas de lesiones lidera la clasificación en compañía de dos de sus tres compañeros. A priori posee la tranquilidad de disponer de dos encuentros como local para sellar su pasaje a octavos.
Entre las sorpresas negativas para los argentinos se resalta el mal presente de Boca Juniors. El equipo de la Ribera no logra hacer pie, fue superado cada vez que jugó en casa y apenas arañó una victoria ante un pobre Barcelona de Ecuador. Ni Carlos Bianchi, ni el regreso de Juan Román Riquelme parecen otorgarle la tranquilidad y seriedad necesaria para hacerse fuerte en la competencia internacional. El equipo aun arrastra los errores de Julio Cesar Falcioni a la hora de conformar un plantel y la división entre jugadores es notoria a la hora de defender.
Similar historia vive Newell´s Old Boys, desde la llegada de Gerardo Martino se acostumbró a ser un hueso duro de roer pero en el plano internacional no demuestra tal firmeza. La Lepra se encuentra lejos de aquel conjunto que acaparo miradas en el comienzo del Torneo Inicial y parece que ya comenzó a transitar la despedida de América. Aún no está muerto, todavía queda tiempo para revertir la situación y la imagen del Tata en el banco de relevos invita a soñar con la heroica, sin embargo no será fácil de revertir la situación actual.
Mientras Tigre, por un lado hace historia en cada encuentro que disputa en la edición de la Copa Libertadores, por el otro foguea las chances de dar el batacazo. Con el primer triunfo en la zona, mantiene la llama prendida y alimenta los sueños de octavos de final en base a una chance matemática. Es cierto que lo realizado futbolísticamente por los bonaerense es muy pobre, pero las cuentas le permiten continuar con vida para acceder a la siguiente instancia y eso es más que suficiente para los fanáticos del Matador.
Quizás uno de los desempeños con mayor sorpresa, aunque un tanto esperado es el de Arsenal de Sarandí. En el verdadero grupo de la muerte no logró imponer su juego y sólo posee un punto cuando restan nueve en juego y la diferencia con el líder es de ocho unidades. Los del Viaducto necesitan de un verdadero milagro para continuar con chances y acceder por primera vez a la instancia de eliminación directa.
Con la mitad del calendario de grupos disputados y a falta de tres juegos para definir quien sigue y quien se va, los argentinos no transitan el mejor presente en la competencia. Del quinteto de clasificados no hay ninguno que haya puesto un pie en la próxima ronda, al contrario todos corren chances de ser eliminados. Los 270 minutos que restan de la fase de grupos serán vitales para que la bandera celeste y blanca continúe entre los destacados de la Copa Libertadores de América.