Por Ariel Spini / Fanáticos hambrientos de fútbol aguardaban la llegada del viernes para comenzar a degustar otro fin de semana repleto de sabores. Con el cierre de los días de descanso y del grueso de la acción del Torneo Final – Copa Juana Azurduy, aquellos hinchas que buscaban revivir los aromas de la pasada jornada del calendario, fueron sorprendidos. Desde el dulce gusto del esférico durmiendo en el fondo de la red, hasta la amarga participación de la policía rosarina en hechos violentos, todo eso dejó la cuarta fecha.
Santa Fe, fue quizás el eje donde se vivieron las sensaciones más fuertes, la completa alegría y la vergüenza total. Por un lado Unión fue protagonista de un encuentro utópico, luego de llevar 26 partidos sin consumar una victoria goleo a domicilio al nuevo Boca Juniors de Carlos Bianchi. Los de Facundo Sava fueron superiores y a pesar de llevar más de diez meses sin ganar se lucieron para opacar el regreso de Juan Román Riquelme.
En Rosario, se vivió el hecho más lamentable del fin de semana de Primera División. Un enfrentamiento con proyectiles entre fanáticos de Newell´s Old Boys y Belgrano de Córdoba acabó con la policía rosarina tomando parte contra los hinchas del Pirata. El público visitante fue brutalmente reprimido y en el campo de juego las agresiones llegaron hasta los jugadores del equipo de Ricardo Zielinski. El triunfo leproso quedo relegado como una anécdota ante la acción violenta de los santafesinos.
Para aliviar el mal sabor que dejó la represión policial se hicieron presentes los goles. Dos equipos que luchan por permanecer en la elite nacional, Quilmes y Atlético Rafaela, regalaron un empate a tres gritos por bandos. Lejos de especular con cuidar el cero en su arco buscaron la portería rival y producto de ello fueron gratificados con conversiones. Misma suerte corrieron Colón y Estudiantes de La Plata, dentro del mal momento que viven olvidaron la necesidad imperante de sumar cualquier unidad y sólo pensaron en dejar su huella en la red. El duelo entre los Sabaleros y el León fue el otro partido que dejó seis gritos registrados para que el dulce fútbol sea victorioso.
Así como Unión fue actor de una sorpresa, San Lorenzo de Almagro hizo lo propio con River Plate. Los de Juan Antonio Pizzi jugaron el mejor partido del año y le dieron una clase de fútbol a un rival que no supo qué hacer con el balón desde el puntapié inicial. Las realidades con la que ambos equipos llegaron al duelo no se notaron a la hora de la verdad y el Ciclón fue demasiado para los de Ramón Díaz, que perdieron el invicto y la cima del certamen.
El fin de semana tuvo sensaciones variadas para el paladar del amante del fútbol, el esférico rodó sobre el verde césped y sólo se manchó en Rosario. A pesar del intento de un grupo de violentos, la pelota siguió rodando.