Por Agustín Espada / Las mejores novelas mantienen al lector o espectador cautivo de su trama, esperando todo el tiempo que algo lo sorprenda, robándole a la trama indicios de cómo será el final tan esperado. Independiente está viviendo una de las novelas -telenovelas ya que es transmitida en vivo y en directo para todo el país gracias al Fútbol Para Todos- más esperada y comentada del fútbol argentino; si bien puede decirse que la lucha por mantener la categoría lo tiene al Rojo como protagonista desde Julio de 2012 cuando arrancó el Torneo Inicial, el verdadero desenlace de esta historia tiene su recorrido final de Enero a Junio.
Seis meses son con los que contaba el equipo dirigido por Américo Rubén Gallego, un poco menos de cinco son los que le quedan para defender su plaza en el fútbol grande de Argentina. Sin embargo, este mes y algunos días más que transcurrieron desde el inicio del «semestre de la historia» -de esta forma llaman los hinchas, dirigentes y cuerpo técnico al período en el que se desarrolla el Torneo Final 2013- han dado material para mantener en vilo a cualquier espectador, o hincha.
El pasado sábado, Independiente logró su primera victoria en el año tras vencer a Vélez Sarsfield por una a cero. Dicho al paso, el dato sorprende pero no parece del todo descabellado; sin embargo, el triunfo del equipo de Avellaneda fue tan surrealista como el resto de los días que transcurrieron para el club desde que inició el año. Con uno menos por más de 70 minutos luego de la expulsión tan infantil como irresponsable de Julián Velázquez, con un gol de Cristian Tula que parece irrepetible -sobre todo a la hora de examinar su condición de marcador central y de diestro, convirtiendo su segundo tanto en el campeonato esta vez con su pierna menos hábil, en la casa del último campeón y frente a un equipo que realizó la contratación más envidiada del fútbol argentino: Fernando Gago, el cual disputó los 90 minutos en cancha.
No fue éste el único capítulo surrealista de la novela que mantiene con el corazón en la mano a la mitad diabla de Avellaneda. En la primera fecha del campeonato, bajo una tormenta que coronó una tarde novelesca, Independiente escribió el capítulo más dramático de esta historia -hasta el momento-. El yerro de Ernesto Farías al momento de ejecutar un tiro desde el punto del penal faltando 15 minutos para la finalización del encuentro y con el marcador igualado en uno, desató un desconcierto tal en el equipo y en el estadio en general que Newell»s Old Boys aprovechó y supo convertir en triunfo de manera aplastante en los siguientes minutos. La tarde ya había tenido su parte tragicómica cuando la hinchada de Independiente aplaudió a Fernando Caicedo -delantero colombiano que iba al banco por primera vez desde su arribo accidentado al club- sin haberlo visto jugar y luego éste les «devolvió la confianza» generando el penal que luego marraría su discutido compañero.
Sucede que el mercado de pases parece haber alterado los nervios de más de un hincha de Avellaneda. Y allí también Independiente fue protagonista de más de una «novela del verano». Fueron conocidas las negociaciones extensas y truncas por Juan Manuel «el Burrito» Martínez con Corinthians de Brasil, por Martín Cauteruccio con Quilmes, por Dorlan Pabón con el Parma de Italia, por Carlos Núñez de Liverpool de Uruguay para que luego terminase arribando, en la semana previa al inicio del Torneo Final, el ignoto colombiano proveniente del Deportes Quindío de aquel país.
Cómo si la épica del sábado en el José Amalfitani de Vélez Sarsfield no hubiese sido bastante para los corazones rojos, el próximo domingo el equipo del Tolo Gallego recibirá en su estadio a su clásico rival: Racing Club. Justamente el técnico de Independiente es el protagonista principal de esta historia; por el cariño que los hinchas tienen con él, por su historial como entrenador -entre otros logros fue campeón con Independiente del Apertura 2002, último título local conseguido por la institución- y por el compromiso con el club que muestra a la hora de realizar declaraciones era el principal apuntado por los malos resultados y llegaba a Liniers con rumores de una posible renuncia luego del clásico si los resultados no eran los deseados.
Más allá de los números -Gallego no ha podido superar la magra marca de efectividad de su antecesor, Christian Díaz- y contra todos los pronósticos, el equipo logró un triunfo clave en lo anímico que recupera las esperanzas de cara a lo que falta. Con actuaciones soberbias de Cristian Tula, Claudio Morel Rodríguez, Federico Mancuello y Diego Rodríguez, el equipo aguantó por 50 minutos el asedio del mejor equipo del fútbol argentino y se propone tomar la noche del sábado como el punto de despegue de un plantel que viene vapuleado por los resultados.
La tabla de los promedios indica que si el campeonato terminara hoy Independiente estaría perdiendo la categoría junto a Quilmes y Unión de Santa Fe por una milésima. Tan sólo una milésima es lo que separa al cuadro de Avellaneda de San Martín de San Juan en la lucha por no descender pero, teniendo en cuenta que todavía ambos equipos deben enfrentarse en Avellaneda en la 14° fecha y los 17 partidos que restan por disputarse, aún queda mucho hilo en ese carretel.
Con vistas al futuro inmediato, el triunfo ante Vélez parece haber calmado tanto las aguas que, tras un pedido de los referentes del plantel, el cuerpo técnico indultará al mediocampista Víctor Zapata -desde diciembre había sido separado del plantel y no realizó la pretemporada con el equipo de primera división por diferencias con el «Tolo» Gallego- quien se reincorporará al plantel de cara a lo que viene. Además, Fabián Vargas volverá a estar disponible luego de cumplir una fecha de suspensión y el entrenador tendrá el desafío de rearmar una defensa en la que no podrán estar Eduardo Tuzzio, Sergio Ojeda ni Gonzalo Contreras por lesión así como tampoco podrá Julián Velázquez suspendido.
El domingo en el Libertadores de América se escribirá un nuevo capítulo de la novela que tiene expectante al fútbol argentino, por morbo o por afecto. No será el último, aunque será determinante en humores y estados de ánimo de cara a una lucha en la que lo mental tiene tanta importancia como la técnica y la táctica.