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Por Ariel Spini / Un nuevo fin de semana de fútbol llegó a su final mientras la luna del domingo era testigo privilegiada de la detención del esférico sobre el verde césped. Con el comienzo del cierre de la segunda fecha del Torneo Final – Copa Juana Azurduy algunos equipos comenzaron a sobresalir del resto. Ese es el caso del Lanús de Guillermo Barros Schelotto, que ya se ganó ese rotulo y su nombre acompaña al de su club por imponerle un estilo personal.
El Mellizo llegó al Granate a mediados del 2012 para tomar el timón de un barco que no conocía una idea futbolística y vagaba en la mitad de las clasificaciones sin aspirar a consagrarse. En su debut como entrenador en jefe se encargó de llevar a los del sur del conurbano bonaerense a un cuarto puesto y le devolvió el protagonismo obtenido en los años de Ramón Cabrero, cuando se adueñaron del Torneo Apertura 2007.
Hoy Lanús es una realidad, se afianza como contendiente en la lucha por quedarse con la corona y lo afirma a fuerza de buen juego y goles. En apenas dos fechas concretaron siete situaciones y en defensa continúa la férrea actuación que supo ser la valla menos vencida en el último semestre. El Grana es cosa sería.
El buen presente y el hecho de estar un escalón por arriba de sus rivales, se basa en el juego asociado. El equipo juega como tal, y cada compañero cubre los huecos que aparecen con el desarrollo del trámite. A su vez, la actuación de la medular es el equilibrio justo que el combinado necesita. El correcto desempeño de Guido Pizarro, más la visión e inteligencia de Víctor Ayala para acoplarse con el desequilibrio de Mario Regueiro forman un tridente en el cual viven las ilusiones del pueblo Granate.
Si bien es cierto que solo transcurrieron dos fechas del campeonato, también es verdad que el único conjunto que pagó lo prometido – y con creces- es Lanús. Mientras el resto de los equipos no logran confirmar lo realizado en el primer fin de semana, otros resurgieron y algunos se encuentran perdidos sin rumbo, los del Melli saben a que juegan. El reconocimiento más importante para el entrenador debe ser ese, le otorgó una ideología a un club que llevaba campeonatos sin figurar.
Lanús es quien marca el ritmo en la Primera División Argentina y será uno de los grandes contendientes que tendrá la Copa Juana Azurduy.