.
Si bien una topadora derribó la construcción a principios de los ochenta, en un trabajo multidisciplinario del que formaron parte docentes y alumnos de la Universidad pudo reconstruirse cómo era el lugar dentro del actual III Cuerpo de Ejército en el que fueron detenidas y torturadas cientos de personas durante el proceso militar. Los estudios ayudaron a la Fiscalía en un juicio reciente que condenó a represores.
La estructura de lo que fue una casa de familia en una zona rural bahiense, con un tambo, se convirtió en “La escuelita”, uno de los centros de detención clandestinos más importantes de la zona sur del país, según determinó un estudio elaborado sobre los restos de la edificación, arrasada hace tres décadas para destruir evidencias.
Del trabajo científico de reconstrucción formaron parte 40 personas, entre arqueólogos, alumnos, docentes y técnicos de diversos departamentos, coordinados por expertos de Memoria Abierta, organización de acción coordinada de organismos argentinos de Derechos Humanos que trabaja para aumentar el nivel de información sobe el terrorismo de Estado y enriquecer la cultura democrática.
Las tareas en el Centro se realizaron entre los meses de septiembre y diciembre de 2011. El trabajo arqueológico posibilitó reconocer y recuperar diferentes elementos de la construcción del predio, como los cimientos de la planta edilicia, los restos del muro perimetral, la cisterna del interior del patio, un pequeño basurero y diferentes restos materiales, principalmente de la construcción.
Según explicaron a Argentina Investiga los doctores en Arqueología María Alejandra Pupio y Rodrigo Vecchi, del departamento de Humanidades de la Universidad, se recuperaron 13.105 objetos. Y, a partir del empleo de diversos métodos, pudo reconstruirse cómo era el inmueble.
“A medida que excavábamos se hicieron planos semanales, que se superponían con planos catastratales. Esto nos permitió ver que no se modificó la casa original, y sólo se le había adosado un muro de bloques con un portón de acceso. Reconstruimos el ingreso, la sala de tortura, de guardias, el baño externo, interno y las áreas de cárcel”, dijo Vecchi.