Para el presidente de la Cámara de Diputados de la Nación, Julián Domínguez, “no hay ningún dirigente que pueda reemplazar la conducción política de nuestra Presidenta, ni hay un dirigente visible que encarne la representación de las expectativas de las mayorías populares argentinas como lo encarna Cristina Fernández de Kirchner”.
Al ser consultado este domingo por las aspiraciones presidenciales del gobernador Daniel Scioli, Domínguez consideró que “las propuestas individuales conspiran contra una construcción colectiva”.
“El individualismo tiene que ver con el egoísmo y no con la construcción social y colectiva que requiere este tiempo político”, agregó en una entrevista concedida al diario Página 12.
El diputado nacional también habló sobre el pedido de Scioli para que el Congreso abra el debate por una mayor coparticipación federal.
En este sentido, consideró que el gobierno bonaerense “se equivocó de ventanilla” y recordó que “como miembro de la dirigencia política de la provincia siempre propuse que este tema tenga el tratamiento en el nivel adecuado que se merece y que prevé la Constitución para conservar el respeto que esto requiere”.
“El tema de la coparticipación es lo suficientemente importante como para que se le dé un tratamiento adecuado: se inicia con el consenso de todos los gobernadores, la propia Constitución prevé el acuerdo de todas las provincias más la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, la aprobación de cada una de las legislaturas provinciales, luego tiene como Cámara de origen el Senado de la Nación para aprobar una ley convenio. Por lo que necesita un diálogo entre los propios gobernadores con la Presidenta”, explicó.
Domínguez insistió en la necesidad de una reforma constitucional que destrabe el artículo 75 de la reforma “liberal” del ‘94 que “clausuró” la posibilidad de discutir la redistribución de los recursos federales, que incorpore los “nuevos paradigmas” de la gestión kirchnerista y que termine con los numerosos tratados bilaterales de defensa de las inversiones extranjeras –que se firmaron en la década menemista– porque significan una nueva forma de “endeudamiento externo”.