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La ordenanza, que fue sancionada el año pasado por el Concejo Deliberante local estableció que los propietarios, tenedores o paseadores de perros que transiten o permanezcan en el espacio público estarán obligados a recoger las deyecciones de los animales y deberán proveerse de una escobilla y una bolsa de residuos o cualquier otro elemento apto para la recolección.
Por su parte, el Municipio deberá colocar en las plazas, plazoletas, parques y ramblas recipientes destinados al depósito de las eyecciones caninas.
El proyecto contemplará multas progresivas de entre 50 y hasta 300 pesos para aquellos dueños y paseadores que no junten los excrementos de sus mascotas.
La concejal, autora de la iniciativa, Lorena Riesgo, destacó que «existen alrededor de 400 mil perros que cotidianamente vierten toneladas de excrementos sólidos además de unos miles de litros de orina» en veredas y plazas, y advirtió que esta situación es peligrosa por las enfermedades que pueden transmitirse desde los animales a las personas.
La concejal subrayó que «los inspectores deben estar muy atentos porque si salís a la vía pública con tu perro y no llevás una bolsita, lo más factible es que estés cometiendo una contravención porque vos no podés decirle a tu perro en qué momento debe hacer o no pis o caca en la vía pública».
El proyecto contempla además que «en el espacio público los perros no podrán permanecer atados a árboles, monumentos públicos, postes de señalización y mobiliario urbano”.