Así presenta la información el portal Infonews, a partir de un texto publicado hoy por el diario Tiempo Argentino: mientras el preparador físico del equipo le venda los tobillos para evitar una lesión, Scioli repasa los últimos logros del equipo, que viste íntegramente de naranja, el color de la gestión bonaerense. Le ganaron a Necochea, perdieron contra Mar del Plata.
«Necesitamos ganarle a Almafuerte para clasificar a la semifinal», comenta el gobernador, compenetrado. «Vino a jugar después de la llegada de la Fragata y viajó desde Buenos Aires después de un acto en Casa Rosada para estar en los partidos. Se lo toma en serio, es competitivo», explica uno de sus colaboradores, mientras repasa la agenda del gobernador en La Plata. Este verano, a diferencia de los otros en los que se instalaba en Mar del Plata, Scioli decidió hacer base en la capital provincial y viajar a la Costa Atlántica para cosas puntuales.
Los motivos son variados: en un año electoral quiere seguir de cerca algunos temas de la gestión –como la paritaria docente o el cumplimiento del cronograma de la basura que acordó con el gobierno porteño– para evitar sorpresas que empantanen sus aspiraciones en las listas bonaerenses para las elecciones legislativas. «A ganar, a ganar, tenemos que ganar», irrumpe de pronto en el vestuario el polémico empresario de la carne Alberto Samid, y el gobernador se tienta de risa. «Es la cábala del equipo, si no está él, no ganamos», cuenta uno de los jugadores.
Después, en el playón exterior del Polideportivo, Scioli –sin la prótesis que usa desde que perdió su brazo derecho en aquel accidente en la lancha en 1989– cumple con un exigente precalentamiento que incluye salto en largo, en alto, piques cortos en velocidad y, finalmente, elongación. Mientras espera el comienzo del partido que su equipo ganó 4 a 2, dialoga sobre las coincidencias y diferencias que tiene con el proyecto que encabeza la presidenta Cristina Fernández de Kirchner. Descarta un acercamiento político con Mauricio Macri, y explica por qué piensa conservar en dólares sus ahorros luego de que la presidenta cuestionara con cierta ironía esa decisión.