El dirigente del radicalismo bonaerense, Leopoldo Moreau, desestimó hoy las críticas que le formulara el presidente de la UCR. Mario Barletta, por su mirada sobre la situación política del país y advirtió que «no vamos a enajenar un partido como el radicalismo a los intereses corporativos».
Moreau cuestionó severamente la actual conducción de esa fuerza política y señaló que ver «un partido que ha sido presidido por figuras de la talla de Ricardo Balbín y Raúl Alfonsín, con dirigentes como Crisólogo Larralde y Moisés Lebenson, en estas manos produce un dolor enorme».
Previamente, Barletta había afirmado que la postura de Moreau «no tiene nada que ver con el radicalismo» y que actualmente «no representa a nadie».
Barletta consideró que el ex candidato presidencial de la UCR en 2003 «fue un gran dirigente del radicalismo, con un buen discurso» pero ahora «no sé qué le pasó. A lo mejor habrá tenido algunas necesidades», especuló.
Moreau consideró los ataques del jefe partidario «una reacción al documento en el que planteamos que la Argentina necesita otra oposición, que no descalifique ni agravie sino que proponga, que no grite sino que escuche, que no impulse el rejunte sino que tenga un proyecto de país y que no convoque al fracaso permanente sino a una conducción positiva».
El ex senador señaló que se deben valorar los avances de la democracia desde 1983 y, como parte de ello, valorar los hechos positivos de este gobierno, entre los que enumeró la renovación de la Corte Suprema de Justicia, el canje de deuda externa, la estatización de los fondos en poder de las AFJP, la nacionalización de YPF y la Asignación Universal por Hijo.
Puntualizó también que «hay que reconocer la decisión del Estado de avanzar de manera autónoma respecto de la influencia de las corporaciones» porque «es algo que coincide con nuestra línea de pensamiento».
Tras advertir que no todo está bien porque «este año la economía perdió competitividad, que hay inflación, que hay que trabajar en el sistema educativo para mejorar el egreso como mejoró el ingreso y mejorar la política de transporte», señaló la necesidad de que desde la oposición se mire «la realidad con dos ojos y no con uno tapado».
A su juicio un análisis desde la amplitud de esa perspectiva «fue lo que generó la reacción de los que no tienen política, ni jerarquía para debatir en política y se dejan arrastrar por las corporaciones que quieren tener su propia oposición».
«Nosotros no vamos a formar un partido para las corporaciones y mucho menos a enajenar un partido como el radicalismo a los intereses corporativos», señaló.