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Por José Luis Ponsico / Sus rivales, Daniel Onega y Juan Carlos Guzmán -inolvidables finales con River en el´66- lo evocaron con afecto y admiración «Estaba delicado de salud por un problema respiratorio y el final se aceleró por una complicación renal», comentó Daniel Onega, la misma edad que el «1» aurinegro.
«Aquellas tres finales de mayo del ´66 le dieron la consagración a Mazurkiewicz, de apenas 21 años» recordó la Garza Guzmán, en diálogo con la agencia Télam y agregó que era «valiente y arriesgado».
Además, según el ex «2» de River, Mazurkiewcz “no era muy alto, no pasaba de 1,80″.
«En el´71 el legendario arquero ruso Lev Yashín lo consideró uno de los mejores del mundo al colega «Mazurka» uruguayo en virtual sucesión» puntualizó Onega que mantuvo un duelo con Mazurkiewicz en el tercer partido. River ganaba 2-0, el primero convertido por Daniel tras jugada de Luis Cubilla, ex Peñarol.
Peñarol lo empató en el segundo tiempo con goles de Alberto Spencer y Julio César Cortes. En el suplementario otro del ecuatoriano Spencer, también fallecido y el cuarto, del peruano Juan Víctor Joya, ex River 1960. «Mazurka» como le decían ya en el´64 campeón sudamericano en el Sub-20 con Uruguay. Un grande.
El recuerdo riverplatense supone lo contrario a la «gloria» del arquero uruguayo: aquélla derrota, poco honrosa, valió el mote hiriente o la consigna de «gallinas». Cuando River fue a la cancha de Bánfield, promediando la primera rueda del largo torneo del´66, la hinchada de El Taladro -en acción muy festejada- arrojó dos gallinas, espantadas, a la cancha del estadio «Florencio Sola».
El partido terminó uno a uno. Goles de Fernando Areán para Bánfield y el uruguayo Luis Cubilla para River. No obstante, el partido quedó en la historia por uno de los acontecimientos «folclóricos» del fútbol donde el ingenio y la «cargada» suponen agresiones para siempre. Así lo entendió la gente de River que mantiene «ésa» y «otra» distancia con Bánfield.
Ocurre que el popular «Taladro» del Sur desde los´80 es «proveedor» de futbolistas -algunos fueron como promesas y llegaron a ser «estrellas»- del rival de todos los tiempos, Boca Júniors. Eliseo Víctor Mouriño en el´53, luego capitán «xeneize» y de la selección, hasta el bahiense Rodrigo Palacio, Jesús Dátolo, en el medio Daniel Bilos, sin olvidar el fugaz paso de Gabriel Paletta.