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El TOF 1 dará hoy el veredicto para Silvia Molina, quien hizo pasar como hijo suyo a Casado Tasca y para la médica Nora Manacorda, que falsificó la partida de nacimiento del niño cuando su madre dio a luz en cautiverio en un centro clandestino de detención.
El viernes pasado, los fiscales Hernán Schapiro y Gerardo Fernández pidieron la pena de 10 años de prisión para Molina y 12 años de prisión para Manacorda.
Los fiscales imputaron a ambas mujeres los delitos de retención y ocultamiento de menor de 10 años, supresión y suposición de estado civil y falsedad ideológica de documento.
Por su parte, el abogado de Abuelas de Plaza de Mayo, Emanuel Lovelli, pidió la pena de 13 años de prisión para Molina y 19 años de prisión para Manacorda.
«Molina lo ocultó y retuvo durante 28 años, incluyó información falsa en distintos instrumentos públicos y usurpó su guarda, algo que alcanza todos los aspectos de la vida de Sebastián en aquella época», afirmó el abogado en su alegato.
El letrado se preguntó «¿no hubo un momento para contarle la verdad a Sebastián?», y agregó que «Molina se despertó todos los días siendo consciente de que a Sebastián lo buscaba su familia verdadera desde 1984, lo siguió reteniendo y prefirió priorizar su pseudomaternidad».
Para Manacorda, la médica policial imputada por la falsificación de la partida de nacimiento de Sebastián, Lovelli la acusó de «ser partícipe necesaria de su apropiación, retención y ocultación hasta los 28 años del joven», momento en que éste conoció su origen gracias al resultado de las pericias genéticas efectuadas en el Hospital Durand de la Ciudad de Buenos Aires.
Sebastián Casado Tasca, quien recuperó su identidad en febrero de 2006, nació en marzo de 1978 cuando su madre Adriana Leonor Tasca, estudiante de derecho secuestrada en La Plata a fines de 1977 cuando tenía 5 meses de embarazo, estaba cautiva en el centro clandestino de detención conocido como “La Cacha”.
Tasca permanece desaparecida, al igual que el padre de Sebastián, Gaspar Casado, también estudiante de derecho secuestrado junto a su esposa, quien, según testigos, estuvo detenido en la ESMA.
Tras dar a luz, el niño fue entregado por un oficial de las Fuerzas Armadas a un matrimonio allegado, integrado por Ángel Capitolino y Silvia Beatriz Molina, quienes lo inscribieron como hijo propio, con el nombre de Sebastián Capitolino, con una partida de nacimiento falsa firmada por Manacorda, médica de la policía bonaerense que se desempeñaba en la División Sanidad de la fuerza.
Ángel Capitolino, hoy fallecido, había sido denunciado en 1984, pero en esa oportunidad no se pudo acreditar la verdadera filiación de Sebastián Casado Tasca, por lo que se declaró extinguida la acción penal.
Hasta que en octubre de 2009 se declaró que la apropiación de Casado Tasca es un delito de lesa humanidad, por lo que se declaró Nula la resolución que extinguió esa acción penal.
Casado Tasca expresó su angustia por esa causa tramitada en 1984, ya que de haberse investigado más él hubiera encontrado a su familia biológica en su niñez.
Su hermana de crianza se acercó primero al CONADI a investigar la posibilidad de ser hija de desaparecidos, pero en su caso los resultados dieron negativo, aunque en esa oportunidad se enteró de la existencia de una causa contra Capitolino, ya prescripta, donde se había cuestionado el origen de Sebastián.
Finalmente Casado Tasca se acercó al CONADI, y tras acceder al expediente contra Ángel Capitalino “tuve la prueba de que quizás fui robado” y, meses más tarde, en septiembre de 2005, accedió a la prueba de ADN cuyos resultados estuvieron en febrero de 2006, dando positivo su vínculo sanguíneo con las familias Casado y Tasca.
“Recuperar mi historia fue increíble. Mi familia biológica es lo más maravilloso que me pasó en la vida”, afirmó, y más adelante reflexionó que ahora que es padre de una niña de 3 años, “uno de los valores fundamentales es transmitirle a Vicky su identidad tal cual es. Transmitirle la verdad a Vicky es un mérito que me gané”.