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Por Agustín Espada / Suele hablarse en el mundo del fútbol de la existencia de la clave del éxito, de un método pseudo-científico a través del cual los clubes, luego de ponerlo en práctica por un período estipulado –suele hablarse de dos o tres años-, consiguen alzarse con un campeonato nacional o realizar campañas espectaculares. Sin embargo, el finalizado Torneo Inicial 2012 Eva Perón que tuvo a Vélez Sarsfield como campeón demostró todo lo contrario.
Los primeros cuatro puestos de la tabla de posiciones se los repartieron en orden ascendente Lanús, Belgrano de Córdoba, Newell’s Old Boys de Rosario y, obviamente, el ya nombrado equido de Ricardo Gareca. Más allá de lo analizable en el plano futbolístico, estos equipos se diferencian precisamente por su método institucional y por el proceso a través del cual llegaron a coronar un torneo sobresaliente.
En el primero de los casos, Lanús es una de las instituciones modelo de nuestro país que comenzó el torneo con un entrenador no sólo nuevo para el club sino para el futbol argentino en general: el mellizo Guillermo Barros Schelotto. Alejado de sus antiguas apuestas a los chicos de divisiones inferiores pero haciendo pocas erogaciones económicas a la hora de contratar refuerzos, el equipo granate se fortaleció por la experiencia de jugadores que llevan un largo período en el club –el caso de Matías Fritzler, Maxi Velázques, Agustín Marchesín, Mario Regueiro, Mauricio Pereyra, Guido Pizarro y Paolo Goltz-. Más allá de al principio costó la adaptación al nuevo cuerpo técnico, Lanús fue el equipo que le dio lucha a Vélez hasta el final del torneo.
Belgrano de Córdoba realizó un campeonato en el que confirmó su condición de sorpresa heredada de la temporada pasada –la 2011/2012 en la que luego de ganarle la promoción a River Plate realizó una excelente campaña que lo llevó a lo más alto de la tabla de los promedios con más de 50 puntos-. De la mano de Ricardo Zielinski, quien se mantiene en su cargo hace ya casi dos años, el equipo cordobés volvió a apostar por la base del equipo que logró el heroico ascenso en 2011: Juan Carlos Olave, Gastón Turus, Claudio “Chiqui” Pérez, Guillermo Farré y César “el Picante” Pereyra.
En una muestra de que con un bajo presupuesto y sin nombres rutilantes ni refuerzos estelares pueden lograrse buenas campañas, el “Ruso” pudo lograr la mejor campaña del equipo celeste en Primera División haciéndose fuerte en el estadio de Barrio Alberdi y con planteos más especulativos que el resto de los equipos que lo acompañan en esta terna
Por Rosario las explicaciones tienen nombre y apellido: Gerardo Martino. A través de su figura, Newell’s pudo sacar a flote una campaña que lo encontraba último en la tabla de los promedios del descenso y lo hubiese encontrado aún más hundido si el “Tata” no hubiese asumido en el cargo a comienzos del Torneo Clausura 2012. De su mano, grandes ídolos del club retornaron como Maxi Rodríguez, Gabriel Heinze e Ignacio Scocco. Apostando por otro lado a la madurez de valores de Inferiores debido a la devastadora situación económica del club fue que jugadores como Nahuel Guzmán, Pablo Pérez, Santiago Vergini, Leonel Vangioni, Hernán Villalba y Mauricio Sperdutti se convirtieron en piezas claves en el once rojinegro que lideró el Torneo Inicial hasta pasando la mitad del campeonato.
Por último se encuentra el caso del campeón. Vélez hizo y hace todo bien hace ya varios años. Un club modelo en todas sus disciplinas, con una dirigencia joven que se renueva constantemente y aun así consigue mantener una línea: cuidar y respetar al club. Ricardo Gareca tiene el privilegio de iniciar, el próximo año, su cuarta temporada como director técnico de un club con consignas claras: vender más de lo que se compra y darle espacio a los proyectos que surgen de las divisiones inferiores.
Es así como cuando todos esperaban un torneo de transición para un plantel que se había desprendido de grandes jugadores -Juan Manuel “Burrito” Martínez, Augusto Fernández, Fernando Ortíz, Marcelo Barovero, Mauro Óbolo, David Ramírez y Héctor Canteros- Ricardo Gareca se las ingenió para hacer jugar al equipo de Liniers mejor que cualquier otro en las diecinueve fechas de este torneo. Más allá de esto es necesario destacar la importancia que uno de los refuerzos tuvo en este equipo: Facundo “Chuky” Ferreyra, luego de tener ofertas de River Plate e Independiente, priorizó su carrera deportiva y escogió desembarcar con sus goles en Vélez. ¿El resultado? Ferreyra goleador del torneo con 12 tantos y Vélez campeón.
Planteles con muchos nombres, otros con jugadores salidos del ascenso, clubes en crisis económicas, otros modelos de institución –Belgrano atravesó un largo gerenciamiento que culminó con la elección de su gerenciador por el voto de los socios-, técnicos ídolos en sus clubes, otros dando sus primeros pasos, mayor o menor prioridad a los jugadores provenientes de inferiores. La fórmula para llegar al éxito parece no tener una sola receta aunque sí un mismo camino: dirigencias que prioricen al club por sobre los éxitos y los fracasos deportivos, manteniendo una línea institucional deportiva más allá del cambio o no de entrenador.