Durante dos días representantes del gobierno, de los sindicatos y la sociedad civil reflexionarán sobre los problemas de vivienda, el acceso a la salud y la educación, el desempleo y los derechos sociales, entre otros temas.
Según un informe dado a conocer aquí poco antes del encuentro, en Francia 22,5 por ciento de los jóvenes son pobres, cifra que representa un incremento de cinco puntos con respecto a 2004.
El estudio, realizado por el Instituto Nacional de la Juventud y la Educación Popular, menciona entre las causas del aumento de estos indicadores a la crisis económica y el consiguiente desempleo.
«Asistimos a una reversión histórica de esta tendencia: la pobreza afecta más a los jóvenes que a los viejos», señaló el sociólogo Olivier Galland.
Las personas ubicadas entre los 15 y los 25 años están también entre las más impactadas por el desempleo, que ya alcanza al 10,6 por ciento de la población económicamente activa, es decir más de tres millones 100 mil.
Según el Instituto Nacional de Estadísticas y Estudios Económicos, 24,2 por ciento de los jóvenes no tienen trabajo, el índice más alto registrado en el país durante las últimas décadas.
Para el gobierno, la curva del desempleo sólo comenzará a revertirse a finales del año próximo gracias a los resultados de los programas denominados «empleos del futuro» y «contrato de generación».
El primero de ellos consiste en crear unos 150 mil puestos temporales para jóvenes con baja calificación de las áreas menos favorecidas del país, incluidos los departamentos de ultramar.
Durante unos tres años recibirán, además, facilidades para completar su preparación e insertarse con más ventajas de manera definitiva en el mercado laboral.
Mientras, el «contrato de generación» otorgará beneficios fiscales a las empresas que contraten personal joven, pero mantengan a sus antiguos trabajadores para utilizarlos como instructores.
La Confederación General del Trabajo, principal organización sindical de Francia, calificó estos planes como insuficientes y reclamó transformaciones más profundas de la economía para garantizar el pleno empleo.
Mientras, Louis Maurin, director del Observatorio de las Desigualdades, expresó sus dudas sobre la capacidad de lograr mejoras reales porque las limitaciones financieras son enormes y es necesaria una profunda reforma fiscal.