En un texto que recoge los grandes temas de la agenda de la oposición, la Iglesia se opone al matrimonio igualitario, habla de divisiones «irreconciliables», de una supuesta amenaza a la libertad de expresión, de «politización prematura de los jóvenes», y hasta de lo que denomina falta de independencia judicial.
Por un fin de año, adelantado, no sea cosa que los obispos se olviden de ayudar a “su nueva Santidad”, Magnetto I, el Episcopado argentino emitió hoy, antes del 7D, un comunicado en el que advierte que «los argentinos corremos el peligro de dividirnos nuevamente en bandos irreconciliables».
Podríamos decir que, en nombre de una “perversa Trinidad», en la cual Dios Padre vive en el cuerpo de la economía global, corporativa y concentrada; el Hijo en el de los políticos profesionales a su servicio; y el Espíritu Santo en el de los grandes medios de comunicación hegemónicos, cuales hálitos divinos, los jerarcas católicos dijeron, por ejemplo, que “se extiende el temor a que se acentúen estas divisiones y se ejerzan presiones que inhiban la libre expresión y la participación de todos en la vida cívica». Amén Magnetto I
También tienen una «honda preocupación» por el avance en la cuestión del aborto; «el crecimiento del narcotráfico y la red de complicidades». Una malintencionada vocación de mezclar todo con todo, ¿o acaso la “red de complicidades” a la que se refiere es la que suelen conformar ciertos obispos para proteger a los curas abusadores de menores?
El pronunciamiento sobre la realidad del país había sido aprobado en el plenario episcopal de principios de noviembre, pero los obispos presididos por monseñor José María Arancedo decidieron postergarlo hasta evaluar el impacto de la protesta ciudadana conocida como 8N y el paro convocado por la CGT opositora de Hugo Moyano y de la CTA de Pablo Micheli. Eso evalúa la nota al respecto consignada por el portal Infonews.
La declaración «Creemos en Jesucristo, Señor de la historia», fue finalmente difundida hoy a modo de reflexión de Adviento, el tiempo litúrgico preparatorio para la Navidad, y en el marco del Año de la Fe que abrió el pasado 11 de octubre el papa alemán Benedicto XVI.
Señalaron que «algunas sombras nos han perseguido a lo largo de nuestra historia, que en distintos momentos han acentuado su intensidad e impedido una vigencia más plena del orden democrático». Es obvio que se refieren a la dictadura con la cual la Iglesia fue cómplice en delitos de lesa humanidad. Luego aludieron al «excesivo caudillismo, que atenta contra el desarrollo armónico de las instituciones, acentúa su deterioro y menoscaba la autonomía de cada uno de los poderes del Estado, tanto en el orden nacional como provincial». Esta claro, pero por las dudas: amen Magnetto I
«Esto es particularmente delicado cuando se trata de la independencia del Poder Judicial» dicen. Los obispos decididamente son unos caraduras porque dicen “queremos ser una nación basada efectivamente en un sistema republicano, representativo y federal», pero no admiten que ese justamente es el sistema que rige en el país, puesto que para ellos nuestro estado de derecho vendría a ser algo así como “más democrático” que la dictadura genocida.
Y proponen la exclusión de “la politización prematura y partidista de los alumnos»; por supuesto porque es una práctica democrática y no corresponde al partido nazi, en cuyas huestes juveniles supo militar al actual “santo padre”.