Jorge Di Lello pidió hoy que el primer jefe de la Policía Metropolitana, el ex comisario federal Jorge «Fino» Palacios, sea juzgado por espionaje a legisladores, sindicalistas y funcionarios del propio gobierno porteño.
En un dictamen elevado al nuevo juez federal de la causa, Sebastián Casanello, el fiscal pidió que también sea juzgado por la misma causa su reemplazante, Osvaldo Chamorro, por los presuntos delitos de “abuso de autoridad” e “incumplimiento de los deberes de funcionario público.
La causa en la que Di Lello pidió que se juzgue a ambos ex jefes policiales se agrega a la del espionaje telefónico, en la que también están procesados el jefe de gobierno porteño Mauricio Macri; el ex espía Ciro James, el ex ministro de Educación de la Ciudad, Mariano Narodowski y dos jueces destituidos en Misiones.
Palacios y Chamorro fueron procesados en esta segunda causa por espionaje a través del sistema de información financiera “Nosis”, que ambos operaban desde la agencia de seguridad privada Security Strategic Consultancy que compartían.
Al secuestrase las computadoras de la empresa en el marco de la investigación madre, el entonces juez subrogante del juzgado federal 7, Norberto Oyarbide, halló evidencias de que entre los espiados figuraba el jefe de gabinete del gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larreta.
Los comisarios metropolitanos también espiaron al histórico sindicalista municipal Patricio Datamrini y a los legisladores opositores Gonzalo Ruanova, Diana Maffía y Silvia La Rufa.
En la causa madre por las escuchas telefónicas, que ya tiene un pedido de elevación a juicio oral, Palacios, el jefe de Gobierno Mauricio Macri y los demás están acusados de integrar una “asociación ilícita”.
En el caso del jefe de gobierno, la Cámara Federal sostuvo que “conocía y prestó consentimiento para instalar un aparato de inteligencia prohibido”.
La investigación se inició por la denuncia de Sergio Burstein, dirigente de los familiares de víctimas del atentado a la mutual judía AMIA, y cabeza de la designación de Palacios como jefe de la Metropolitana.
Luego se descubiró que otros espiados eran un cuñado de Macri, Néstor Leonardo, y gerentes de la cadenas de supermercado COTO, entre otros.