Por Javier Martínez Zuviría / Esta historia con perspectivas de buen final comenzó en diciembre del 2010, justo entre la Navidad y el Año Nuevo. “Entre fiesta y fiesta, cierra la fábrica, no nos pagan a los trabajadores ni salarios, ni aguinaldo, ni vacaciones y, después, ni la indemnización. En ese momento éramos 27. Estábamos acostumbrados a cobrar, teníamos nuestras deudas, y de un día para otro nos quedamos sin salario para mantener a la familia.” El que habla es Darío Rasso, ahora presidente de la Cooperativa La Recuperada.
Se trata de una procesadora de filetes del puerto de Necochea, que tiene capacidad para elaborar 100 mil kilos de pescado. Tiene cámaras de frío y de congelado y también máquinas específicas como la que hace el corte de aleta de raya, muy utilizada en la época en que exportaban esta variedad al mercado francés. Tiene además laboratorio, oficinas y galpones. Las instalaciones pertenecen a una familia local, con la que los cooperativistas firmaron un comodato por la utilización del inmueble. La cooperativa quedó conformada el 20 de mayo del 2011 y hace poco recibieron la matrícula que da el INAES.
Darío relata el momento en que comenzaron los problemas: “Supuestamente no podían completar los contenedores que tenían que mandar, no podían cumplir con los pedidos. Nosotros creemos que ellos invirtieron en otro tipo de negocio. Nos enteramos de que compraron campos, invirtieron en cereal. A nosotros no nos importaba que invirtieran en otra cosa, pero que no nos dejaran en la calle. Tuvimos que pagar los platos rotos. Fueron tiempos muy difíciles donde no teníamos nada.”
Cuando llegó la crisis, la mayoría de los operarios de la planta resolvieron iniciar otro camino y los que se quedaron comenzaron a tener problemas entre ellos porque desde la patronal fomentaron la división. Cuando alguien habló de hacer una cooperativa, hubo otros empleados que se quisieron poner de acuerdo con los dueños para boicotearla. Finalmente, se impuso el tesón de Darío y otros tres empleados permanentes más cuatro eventuales, que tomaron la decisión de permanecer en el lugar y luchar en forma cooperativa.
“Nos quedamos a dormir. Ocupamos la planta. Hicimos movilizaciones en la ciudad. Fuimos al Concejo Deliberante. Por suerte la gente de Necochea nos acompañó. Hicimos de todo; pusimos un lavadero de autos, hicimos festivales, salimos a vender pescado casa por casa. Y nos acompañó la gente; eso es importantísimo.” La empresa trabaja con el pescado que llega al puerto en las lanchas amarillas. Éste se procesa y se vende fresco ahí mismo, en un salón que da al exterior. Se despachan filetes de lenguado, pez palo, corvina, pollo de mar y también mariscos. Para la venta casa por casa, se elige una zona por vez.
La primera experiencia exitosa luego de la recuperación sucedió en el verano del 2012 cuando la llegada de los turistas permitió elevar los niveles de venta; ahí fue cuando decidieron volver a hacer aquella fiesta tradicional que es orgullo de Necochea. “Algo muy importante –dice Darío- fue que en febrero pudimos recuperar la Fiesta de los Pescadores, muy popular en la ciudad, que se había dejado de hacer hace ocho años. El verano pasado vinieron 9 mil personas en sábado y domingo. Nos movimos mucho y tuvimos mucha ayuda de la gente, los artistas locales, la Municipalidad que nos dio el sonido y el escenario.”
Tentados por el éxito del verano, en Semana Santa, los trabajadores de La Recuperada consiguieron una carpa gracias al aporte de la Federación de Cooperativas de Trabajo y organizaron fiestas en las que vendieron paellas y empanadas; fue tal el éxito que se quedaron sin pescado. Para el año que viene prometen ser más previsores.
¿Qué necesitan para crecer? Darío Risso lo dice en detalle: “Tenemos dos dificultades: una, no tener un vehículo para trasladar el pescado y un vehículo para vender. Otra es que todas las cámaras de frío que quedan no funcionan. Nosotros invertimos en una el verano pasado y se nos rompió y hoy en día no lo podemos solucionar. Cuesta como 50 mil pesos. No nos alcanza. Los retiros que tenemos son menos del mínimo vital y móvil.”
Más allá de las dificultades que irán superando, La Recuperada exhibe el orgullo de ser, en todo el país, la primera fábrica pesquera recuperada por los trabajadores. Ahora confían en que a través del Ministerio de Trabajo de la Nación o de Desarrollo Social, pueda surgir alguna línea de financiación que les permita dar un pequeño salto para elevar la producción.
“Lo que tiene la pesca es que genera mano de obra inmediata –dice Darío-. Si conseguimos comprar más pescado, automáticamente necesitamos más compañeros. Con cámaras y movilidad podemos incorporar más gente, ya que la planta tiene capacidad para 50 o 60 trabajadores. Mientras estamos trabajando para la fiesta de los pescadores para fines de enero. Es algo muy popular que atrae a los turistas. Pero ahora se llama Fiesta Recuperada de los Pescadores Año 2013″.