El 10 de julio, Blas Altieri fue destituido como intendente de Pinamar por el Concejo Deliberante, que lo encontraron responsable de 31 casos graves de mala gestión. Luego, y a escondidas de la comunidad y la prensa, Altieri intenta condicionar a su sucesor, Hernán Muriale, quien viene observando la necesidad de ordenar las filas del oficialismo en el distrito, con la idea de dejar atrás ese pasado que, representado en buena medida por lo que fue Altieri, una parte mayoritaria de la sociedad de Pinamar intenta superar.
Las palabras provocadores de Altieri tuvieron lugar a pacos días del paso por Pinamar del vicegobernador, Gabriel Mariotto, quien con su visita colaboró para bajar las tensiones, reconocer los esfuerzos de Muriale y aportar para que el distrito se encolumne del proyecto de país y de provincia que concibe el liderazgo nacional de la presidenta Cristina Fernández de Kirchner.
Esas declaraciones del ex intendente – “yo nunca he dejado de estar en función. Estamos haciendo todo para ayudar; no he perdido el liderazgo” – a la emisora FM 107.9 son una muestra de su debilidad, se entiende an ámbitos políticos de Pinamar.
La semana pasada, el ex concejal Alfredo Baldini decidió pedir licencia en el HCD para sumarse al gabinete del vecinalismo. Apoyándose en una fuerte crítica a esta gestión que plasmaba en un siempre voto opositor a las pretensiones del MUPP, Baldini logró quebrar el brazo de Altieri: hubo que ofrecerle la anhelada Secretaria de Turismo, Cultura y Educación para allanar el camino de este gobierno durante los próximos doce meses.
Fue un golpe durísimo para Altieri, quien no tuvo mejor ocurrencia que ceder a su desesperación provocativa. Confesó: es un sapo que nos tuvimos que tragar”.
Baldini, lejos de entrar en la provocación de Altieri, se puso en rápido movimiento para encarar la gestión en un área clave del municipio y se comunicó con la prensa local para informar al respecto.
Muriale también supo leer las maniobras de Altieri y fue categórico. En una entrevista con Radio Box abogó por olvidar el pasado y consideró necesaria y conveniente la incorporación de Baldini a la gestión del Ejecutivo. También se refirió a la conveniencia de cogobernar con quienes fueron severos críticos de Altieri, como Baldini, Alberto Germain y Jorge Esperón. “Peor es la actitud de otros que siguen apostando a que Pinamar explote”, remató el intendente en clara alusión a Altieri.
Para aportar más claridad aun, Muriale sentenció que la nueva composición del cuerpo legislativo “terminó con la mayoría automática en el Concejo Deliberante” y que “Altieri no va a ocupar el lugar del intendente”.
Sin lugar a dudas, el trajinar de Mariotto para encolumnar a la mayor parte posible de los actores políticos de la Provincia en un escenario que sea vital en el acompañamiento a la presidenta de la República, le esta dando un especial dinamismo cutural a la prácticas institucionales de los bonaerenses.